ZARAGOZA. "He estado en unas 45 expediciones a ochomiles, alguna de ellas deportivo-científica, pero nunca había visto en ninguna circunstancia ni en otras expediciones el montaje que se hizo en el campo base del Annapurna con los doctores José Ramón Morandeira y María Antonia Nerín", dijo Oiarzabal.
Oiarzabal visitó el centro hospitalario zaragozano para someterse a una gammagrafía ósea por los problemas que le aquejan por las amputaciones de todos los dedos de los pies que sufrió tras ascender el Kangchenjunga (8.586 metros) en mayo de 2009.
El montañero vasco holló el pasado mes de mayo la cumbre del Annapurna junto a Carlos Pauner y Tolo Calafat, fallecido en el descenso.
Acompañando a los tres montañeros estuvieron en el campo base los doctores Morandeira y Nerín que establecieron un PS3A (Punto Sanitario Asistencial Atípico Avanzado) donde atendieron de cualquier problema de salud a las alrededor de doscientas personas, como montañeros, sherpas y acompañantes allí presentes, de las diferentes expediciones e incluso a habitantes de la zona.
Su objetivo es dotar de enfermerías útiles "no sólo a los refugios de montaña de Aragón sino que contempla la asistencia a concentraciones de personas en campamentos, competiciones de montaña y el caso extremo sería el campo base de una expedición", ha señalado la doctora Nerín.
También pretenden colaborar y apoyar a instituciones y organizaciones sin ánimo de lucro de Nepal para la creación de "pequeños hospitales o PS3A, en zonas de montaña totalmente aisladas" en la que los objetivos que se marcan son "saber hacer, saber llegar y saber colaborar".
Además, a los componentes de las expediciones a ochomiles se les realiza un completo seguimiento médico con diferentes pruebas, algunas de ellas pioneras como la tomografía de coherencia óptica o las analíticas de equilibrio electrolítico tras la cumbre, tanto antes de partir como al regreso de la expedición y durante su estancia en la montaña.
Por otro lado, José Ramón Morandeira explicó que su regreso se ha demorado una quincena de días por los trámites burocráticos que han tenido que realizar en Katmandú para obtener el documento oficial de defunción del mallorquín Tolo Calafat, que firmaron él, María Antonia Nerín y el montañero y médico asturiano Jorge Egocheaga, en vez de darlo por desaparecido, que suele ser lo habitual, y que puede prolongar hasta diez años la resolución de los trámites, con los problemas legales que pudiera conllevar para la familia.
También insistió en que al operativo de rescate que se intentó realizar para salvar a Calafat le faltó "muy poco" para que finalizase con éxito y que fue un hito en la historia del montañismo porque fue realizado "por europeos, con medios europeos".