vitoria. Los playoffs de la NBA conocieron la madrugada de ayer a su primer semifinalista de conferencia. Los Orlando Magic se confirmaron como un equipo fiable en las eliminatorias y zanjaron por la vía rápida su cruce contra los Charlotte Bobcats. Para desgracia de Michael Jordan, testigo deprimido de la debacle del equipo de su tierra, del que se convirtió en propietario hace unos meses, los Howard, Carter, Lewis y compañía les han pasado por encima con una superioridad inesperada para los pronosticadores y los adictos a las apuestas.

Lo acontecido en el último choque de la serie, disputado en otro de esos pabellones cuyas identidades han quedado abducidas como vallas publicitarias, el Time Warner Cable Arena, confirmó los peores presagios de los aficionados de Noth Carolina, tierra con la que el baloncesto quedó en deuda desde que crió en sus canchas a MJ23, cariacontecido y mudo al término del choque. Vince Carter, a quien muchos daban por acabado cuando abandonó los Nets, se reivindicó con una actuación estelar que justifica su cuestionado fichaje por el equipo de Van Gundy.

En realidad, los números, el devenir de la temporada, el baloncesto, había dado la razón a los ejecutivos de los Magic. Desde que Carter abandonó la franquicia de Nueva Jersey, cayó en barrena, languideció y se enmoheció hasta convertirse por deméritos propios en el equipo con el peor registro histórico en liga regular. Entretanto, aun con el freno de mano echado, Carter ha dotado a los Magic del carácter resolutivo del que su antecesor, Hedo Turkoglu, carecía.

En el duelo que cerró la serie, Carter se colocó los galones de mando en las hombreras de su raída casaca, suplió el vacío de un Dwight Howard que sigue a medio gas en el aspecto ofensivo (sólo 6 puntos) y condujo a su equipo a un triunfo (90-99) que cierra la serie de manera inmaculada para el combinado que el pasado año discutió el título a los Lakers. Este año, en vista de como marchan los Cavaliers, parece difícil que la historia pueda volver a repetirse, pero el equipo de la capital de Florida puede hacer posible lo improbable.

En los otros dos duelos de la madrugada de ayer se vio que existe otra franquicia empeñada en hacer valer esa máxima. Contra todo pronóstico, los Bucks han logrado igualar en su casa, con dos triunfos consecutivos (el de ayer 111-104), una eliminatoria que parecía muy lejos de sus posibilidades. El argentino Carlos Delfino, con un gran acierto desde la línea de tres, fue el mejor del partido. También desde el banquillo partieron los jugadores de los Suns que le aguaron la fiesta a Portland, entre ellos su ex Channing Frye, en el quinto partido (107-88) de una serie que navega hacia el séptimo con 3-2 para el equipo de Arizona.