vitoria. La ACB es una competición de locos, y si no que se lo pregunten a los seiscientos aficionados del Lagun Aro GBC que ayer se desplazaron hasta Valladolid. Porque un equipo que un día es capaz de ganar al Barcelona y la semana siguiente perder con la anotación más baja en la historia de la liga española es digno de ser psicoanalizado por Sigmund Freud. El conjunto dirigido por Pablo Laso viajó a la capital pucelana con la intención de certificar su permanencia en la competición, pero fue el Blancos de Rueda Valladolid el que se llevó el gato al agua y aseguró su continuidad con un triunfo cuyo resultado final entra en la historia para desdicha del cuadro donostiarra. El 61-39 que lucía el electrónico cuando sonó la bocina resulta un tanto vergonzoso para un equipo profesional de la máxima categoría. Y es que ni con los ojos tapados y una mano atada a la espalda los jugadores del Lagun Aro podían haber cuajado un partido más horrendo. Su impotencia de cara al aro logró superar los 40 puntos del anterior récord negativo, logrado precisamente por la escuadra vallisoletana en la temporada 20001-02 frente al Unicaja. Los centenares de seguidores guipuzcoanos no sabían donde meterse, y las estadísticas que acumulaba el plantel entrenado por el ex jugador baskonista eran para echarse a llorar, o a reír. Los Doblas, Panko, Uriz y compañía enfilaron el camino al vestuario tras los dos primeros cuartos con una valoración colectiva de tres puntos, y sus parciales por periodo (8,12,8 y 11 puntos) parecían más el bagaje de un único jugador que el global de los diez hombres que saltaron al parqué del pabellón del Pisuerga.

Como muestra, Ricardo Uriz acabó el partido con -12 de valoración, y los porcentajes de dos puntos del equipo (13 de 38, un 34%) y de triples (4 de 28, 14%) sirven para ejemplificar el despropósito vivido ayer en Valladolid. Aún hay más. Por si fuera poco, los cien puntos que sumaron ambos planteles también suponen el nuevo récord de anotación conjunta más baja de la ACB.