una carrera a contrarreloj, pero no imposible. Edurne Pasaban debe luchar contra las manijas del tiempo, el que corre en su contra para ingresar en la leyenda del montañismo, para inscribir su nombre al lado del de Reinhold Messner, el primer hombre que tocó los techos del mundo. Controla las agujas del reloj Oh Eun Sun, la coreana que se sumó a esta carrera de una forma supersónica; ella y su poderoso equipo, descomunal, parten con ventaja, ya están en el campo 3 del Annapurna, el último de los catorce ochomiles que le queda por conquistar. A Edurne le falta el Shisha Pangma. La montaña tibetana aguarda ya la llegada de la tolosarra y los suyos, que en cuanto se desprendan del agotamiento que supone domar a la Diosa de la Abundancia irán directos para allí.

Es de las pequeñas de los ochomiles. De las menores de los colosos. Poco voraz. El Shisha Pangma (8.046 metros) es la única de las grandes montañas que despliega toda su base por territorio chino. No es una cumbre complicada. Es asequible. Pero a Pasaban ya se le ha resistido cuatro veces y hasta casi cinco con la jugarreta de las autoridades chinas que le cerraron las puertas del Shisha en marzo. La tolosarra no da con la razón y se lo acaba tomando con humor. "Ya no sé que hacer, de verdad", afirmaba entre risas antes de involucrarse en esta doble expedición. "Un amigo me dijo que en mi restaurante hay una figurita en las que están todos los ochomiles, pero falta el Shisha, que está caído. ¡Eso es lo que me está pasando!", comentaba la guipuzcoana. Ahora tiene que ser la vencida. La tolosarra y sus compañeros llegarán hoy al campo base de la Diosa de la Abundancia y tras reponer fuerzas partirán directos a su última aventura, a las faldas del Shisha Pangma. No hay un plazo fijado para hacer las maletas rumbo a la conquista del decimocuarto ochomil, depende de cómo se encuentren los alpinistas y de cuánto tarden en recuperarse. Pero en cuanto puedan, lo más pronto posible, regresarán a Katmandú y allí organizarán el viaje. Pasarán unos días hasta que Pasaban y los demás puedan aterrizar en el campo base del Shisha, si bien es cierto que una vez allí, los expedicionarios no requieren de un proceso de aclimatación y podrán tirar para arriba con agilidad.

Todavía no es primavera en el Tíbet y eso puede complicar las cosas. Se trata de una montaña aislada y por ello los vientos la zarandean con fuerza, lo que incrementa la sensación de frío y lo que endurece con creces la escalada de este pequeño desconocido. Aun así, es una cumbre con fama de sencilla por su ruta normal, una vertiente que ya ha rechazado a Pasaban en las cuatro ocasiones anteriores. La última, el pasado otoño cuando lo intentó por la cara sur, el lado opuesto del lugar por donde lo intentará ahora. Y es que la guipuzcoana irá por la vía norte, pero por una variante que abrió Iñaki Ochoa de Olza hace unos años y en el que se esquiva una compleja arista. "Soy muy consciente de que el Shisha lo puedo subir tranquilamente", piensa Edurne. En esta ocasión, contarán con la ayuda de la expedición del bilbaino Juanra Madariaga, que ya anunció que no tendría ningún inconveniente en ayudar a la alpinista vasca. El montañero de Begoña partió hacia Katmandú el pasado 10 de abril, y tenía previsto montar ayer el campo base a 5.000 metros. La expedición de Juanra es pequeña, puesto que con él únicamente viajan Pepe Tey y Jaume Gibernau, pero si empieza a trabajar en el Shisha descargará de trabajo al equipo de Pasaban y podrían atacar la cumbre a la vez. Los planes de Madariaga hablaban de hollar el pico de Shisha en la primera quincena de mayo. Las previsiones que contempla Miss Oh, por otro lado, apuntan a intentar hacer cumbre en el Annapurna entre el jueves, día 22 de abril, y el 5 de mayo. El día en que corone el pico, el equipo de quince personas de la televisión coreana que la acompaña realizará un programa en directo de ocho horas. Oh Eun Sun contaba con llegar al campamento 3 ayer y pasar la noche en esa altura para descender de nuevo hoy al campo base.