vitoria. Si la vida, como dice el refrán, da muchas vueltas, la carrera deportiva de un jugador de baloncesto puede dar un millón en apenas un año. Es el tiempo que separa dos instantáneas en las que el protagonista, Sergi Vidal, muestra dos semblantes y dos camisetas bien distintas. Mientras que hace ahora poco más de doce meses el escolta catalán alzaba al cielo de Madrid el trofeo con gesto triunfal, el domingo en el BEC el ahora jugador del equipo merengue reflejaba en su rostro la decepción que compartía con sus compañeros de vestuario tras la soberana paliza que le endosó el Barça. En su caso, más acuciada si cabe después de haberse pasado toda la final en el banquillo, el lugar que Messina considera que le corresponde y que el exterior de Badalona acepta sin oposición.

"Sergi Vidal sabe cuál es su papel, lo ha aceptado y le respeto mucho por esto. Tendrá su momento cuando juguemos muchos partidos seguidos, va a venir su momento", aseguró anteayer Messina, que mañana se juega buena parte de la temporada en el partido que su equipo disputará en Vistalegre frente a uno de los gallitos de su grupo, un Montepaschi Siena que podría apartarlo de la competición continental.

Vidal, un fijo durante nueve temporadas en los esquemas de los diferentes técnicos que han pasado por el Buesa Arena, se ha convertido en una prenda de fondo de armario para Messina. El entrenador transalpino lo mantuvo sentado en dos de los tres encuentros de la fase final de la Copa del Rey. En el que jugó, la semifinal frente al Baskonia, al margen de que se trataba de un duelo sentenciado prácticamente desde el segundo cuarto, disfrutó de poco más de tres minutos de juego. El resto del choque, para irritación de muchos de los aficionados que lo aclamaron durante su estancia en la capital alavesa, se dedicó a insuflar ánimo a sus compañeros y a agitar la toalla para celebrar las acciones de su equipo.

duelo crucial Teniendo en cuenta los precedentes, es muy probable que el escolta catalán pueda perfeccionar mañana su movimiento de toalla. Este Madrid todopoderoso confeccionado a base de talonario para que Messina le devolviera la grandeza de antaño se la juega ante un rival muy peligroso y al que debería vencer por ocho puntos para recuperar el average particular. Inmerso en un grupo muy complicado, donde el choque de esta tarde entre Efes Pilsen y Maccabi puede poner a los hebreos con pie y medio en los cuartos, el equipo blanco no puede permitirse tirar otro título, tras ceder en las finales de Copa y Supercopa ante el Barça.