El pelotari que más me ha sorprendido es Mikel Beroiz. No pensaba que jugaría tanto en su primer campeonato de Primera", exalta la figura del manista de Huarte, otro joven zaguero, también primerizo: Alexis Apraiz. La reflexión del gernikarra refleja la indiscutible capacidad de adaptación al Parejas de Beroiz, que regresa a la competición como abrigo de Martínez de Irujo el próximo sábado en el Labrit, donde se medirán a Berasaluze VIII y Begino, después de colgar sus manos en la percha del descanso durante una semana. "Tenía la derecha algo tocada, estaba justo de manos y como llevábamos cuatro victorias, decidí parar", argumenta el navarro, que ha cuidado en el masajista sus manos "para estar a punto". Testó ayer el estado de las mismas en la cancha iruindarra, en la que ensayó. "He entrenado bien. No he tenido ningún problema, apenas sí he tenido alguna molestia", apunta dichoso Beroiz, cada vez más asentado en el torneo, tras un inicio complicado por la alteración de su sistema nervioso. "Me costaron, sobre todo, los dos primeros partidos. Un campeonato de estos no tienen nada que ver con lo anterior, con los estelares. Todo cambia y noté la tensión".

El bloqueo generado por la inexperiencia y el peso de la púrpura rebajó las prestaciones de Beroiz, aún en proceso digestivo, en el amanecer de su aventura. "Todavía no he jugado al 100%, creo que tengo margen de mejora en lo que queda del Parejas", avanza el zaguero, que trata de asimilar el tremendo desnivel que existe entre la actividad veraniega y la invernal, entre lo ligero y lo grave, entre la feria y la competición. "El Parejas son palabras mayores. En verano rendí muy bien, pero ahora es diferente. Te tienes que acostumbrar a un campeonato muy duro. Juegas contra los mejores pelotaris y el material también es más exigente, tiene un punto más de carga del que solemos utilizar fuera de competición. Todas esas cosas hay que asimilarlas", sostiene el zaguero de Huarte, que cuenta con la ventaja de que es Martínez de Irujo quien guía su viaje iniciático en la élite. "Me apoya mucho tanto dentro como fuera de la cancha. Me tranquiliza y me da confianza. Jugar con Juan es lo mejor que te puede pasar cuando empiezas en un campeonato así. Es muy fácil jugar con él. Te ayuda mucho en la cancha porque te quita lo malo y te deja lo bueno", concede Mikel Beroiz, que comparte preparación física con el delantero de Ibero bajo las órdenes de Aritz Altadill en el polideportivo de Huarte. "Pasamos muchas horas juntos entre el entrenamiento físico y el de frontón", indica Beroiz, que cree que eso "beneficia" su despliegue en la cancha: "Quieras o no existe más confianza y eso es muy bueno para funcionar como pareja en el frontón. Hablamos mucho antes de los partidos para ver cómo los planteamos".

irujo elige el material Más acostumbrado a la liturgia de tratar con el cestaño en las grandes citas, a la que acuden juntos en el mismo coche, es Martínez de Irujo el encargado de seleccionar el material para la alianza por la inercia que otorga la experiencia. "Juan sabe más que yo de material, está más acostumbrado que yo a estas cosas y es él quién lo elige, aunque lo comentamos entre los dos", expone el zaguero de Huarte, conocedor de su rol en la dupla. "Mi objetivo es acompañar el juego de Juan, ayudándole, dándole seguridad, intentado aguantar en la zaga". Del mismo modo que sabe cuál es su tarea en la cancha, Beroiz es consciente de que debe ser su portentoso delantero el encargado de "romper los partidos". "Está claro que es Juan el que manda en la pareja, el que lleva el peso del juego", concluye el zaguero navarro, que una vez resuelto el aterrizaje en el torneo se dispone a despegar.