BUENOS AIRES. Un niño de 14 años, que el jueves quedó en medio de un enfrentamiento a tiros entre "barras bravas" (hinchas violentos) del Newell's Old Boys, murió hoy en un hospital de la ciudad de Rosario, a 300 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.

Walter Cáceres, la víctima mortal 244 por la violencia en la historia del fútbol argentino, recibió cuatro impactos de bala, tres de ellos en la cabeza, cuando regresaba a Rosario en un autobús con otros hinchas tras el partido que el equipo disputó en Buenos Aires con el Huracán, en la segunda jornada del torneo Clausura.

El vehículo se detuvo por los pinchazos de sus neumáticos y cuando sus ocupantes descendieron fueron atacados a tiros y varios de estos también repelieron la agresión con disparos.

La muerte de Cáceres en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez rosarino fue confirmada por el secretario de Salud pública de la provincia de Santa Fe, Lelio Mangiaterra.

La prensa rosarina indica que la principal hipótesis del hecho, según los investigadores, sería un ajuste de cuentas entre miembros de la "barra brava" que se disputan el comando del grupo.

Carlos Cáceres, padre del niño, dijo a los periodistas que "la policía y la Justicia saben quiénes son" los asesinos de su hijo y que la semana próxima dará a conocer detalles de lo sucedido.

"Lo que puedo decir ahora es que hay mucha gente enredada en esto, alrededor de las 'barras bravas': la policía, gente del gobierno, de los tribunales, pero todos se lavan las manos y miran para otro lado", afirmó.

Cáceres dijo que uno de los que atacaron al autobús en el que viajaba su hijo, portaba una ametralladora.

"Esto es una locura que va más allá de cuestiones políticas internas del club. Murió un chico de 14 años y hay una familia destrozada, pero pudo ser una tragedia aún peor", comentó Claudio Martínez, vicepresidente del Newell's.

"Dan ganas de abandonar todo. El fútbol está como está por los dirigentes delincuentes y las barras bravas", agregó el dirigente.