bilbao. Una mañana cualquiera de un día cualquiera de enero, oscuro como la noche y gélido, eso sí, Igor González de Galdeano llega a la sede de la Fundación Euskadi dispuesto a dejarse arrollar por el día. Desde que es manager general de Euskaltel-Euskadi relevando a Miguel Madariaga, que ayer vivió en el Euskalduna Jauregia su primera presentación en 17 años desde el burladero, fuera de foco, al gasteiztarra le atropellan los acontecimientos. Así que ha cambiado su forma de vida, pues ha canjeado sus dos visitas semanales a la sede vizcaína para rodearse diariamente por el trajín de la oficina. Todo porque el engranaje del equipo naranja necesita un reajuste urgente después de rondar la descomposición total en un 2009 tremebundo en lo existencial, lo que eclipsó algún logro deportivo -no excesivos-, como el segundo puestos de Samuel Sánchez en la Vuelta a España, o el tercero en la Vuelta al País Vasco. Así que el ajetreado Galdeano se afana en una reconversión que entiende necesaria porque, dice, "cuando hay problemas hay que buscar soluciones y ponerlas en práctica". Los problemas a los que se refiere el alavés no son musculares ni superficiales. No es un asunto fútil el que atiza la estructura naranja, de esos que se resuelven separando de su envoltorio a una simple tirita. No es el que le retiene un pinchazo que se arregla con un parche. Dos positivos -aunque uno de ellos aún en proceso- fuerzan, al menos, la reflexión. En un deporte cuyas prioridades han cambiado de manera radical, pues ya no es el triunfo el objetivo único e ineludible, ya no prima el qué sino, sobre todo, el cómo, sus estructuras sólo cuentan con dos opciones: adaptarse o perecer. Es algo tan simple como que ni tan siquiera las victorias aseguran a un equipo un futuro que pende de un hilo mucho más fino. "Ahora mismo, un positivo puede suponer la desaparición de un equipo", resopla Galdeano.
Dice un amigo que es prácticamente imposible cambiar sin cambiar. Un giro radical para la subsistencia precisa una reorganización de las prioridades. Hace tiempo que Euskaltel-Euskadi dejó atrás aquel famoso discurso en el que se decía aquello de que el futuro del equipo dependía en exclusiva de los propios corredores, de su capacidad para exprimir su físico e imponerlo al de sus rivales. Hace años que se dejó de soñar con ganar el Tour como meta ineludible. Es curioso contemplar como aquella "idea romántica" de hace 17 años a la que aludía ayer el lehendakari José Antonio Ardanza vuelve a imponerse al pragmatismo de la recolección de flores y besos de cera como meta. Prima ahora la imagen. Y la imagen, en un deporte acorralado por la sospecha -que sea justa o injustamente queda al arbitrio del lector- pasa por el restrictivo control interno de los ciclistas, artistas y víctimas de todo esto.
Es lo que exigen los patrocinadores. El propio Ardanza, por ejemplo, presidente de Euskaltel, la casa que pone la mitad, más o menos, de los siete millones de euros de presupuesto que tiene el equipo naranja. "Este equipo siempre ha sido serio y transparente, pero en 2009 quizás hayamos aprendido de los disgustos, que es de donde realmente se sacan conclusiones y no de las alegrías".
Así que el equipo que se presentó ayer en el Euskalduna ante personalidades, patrocinadores, socios, aficionados, curiosos y amigos de tal, resultó ser un bloque remozado. Con "una vuelta de tuerca más", que confirmaba Ardanza, en el apartado de autocontrol -un nuevo sistema interno más persuasivo de lucha contra el dopaje y apoyo al ciclista- y un relevo en la cúpula, pues por primera vez en 17 años no es Miguel Madariaga el referente del equipo, sino Igor González de Galdeano. "Igor tiene el apoyo permanente, nuestra ilusión, pero también nuestra exigencia", le dijo el presidente de Euskaltel, que tendrá, como los demás patrocinadores, pleno acceso a los datos de los controles que se realicen a los ciclistas durante la presente campaña. "Es necesario que sea así", repiten con insistencia Madariaga y Galdeano.
Es por el futuro del equipo, que, de momento, no va más allá de esta temporada. En la orilla de 2010 acaba el patrocinio de los principales patrocinadores. De Euskaltel, "seguimos apoyando este proyecto pese a la complicada situación económica, lo que habla de las sólidas raíces que tiene este equipo", apuntó Ardanza; del Gobierno vasco, "que ve en estos corredores a los mejores abanderados para lucir los colores de Euskadi por todo el mundo, ideales para hacer bandera", expuso el lehendakari Patxi López, que asistía por primera vez a una presentación de Euskaltel-Euskadi; o las diputaciones de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, "que soñamos, románticos como antes, con ver a esta selección nacional vasca, a los nuestros, ondeando la ikurriña en los Campos Elíseos", dijo José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia.
A ellos se dirigió Madariaga desde el escenario, rodeado de piernas con presente (Samuel, Koldo, Antón...) y futuro (Intxausti, Sicard, Castroviejo, Izagirre...): "A la primera fila le pido que siga apoyando a estos corredores".