podía haber hablado del espectacular ambiente que rodeaba al clásico y que rememoraba a los duelos de antaño. O del golpe de autoridad culé. O del efecto de la ausencia de Llull, Reyes o Van Den Spiegel en el bando blanco. O de la defensa del Barça que rayó a gran nivel. O de la superioridad catalana en la estadística. O de la ausencia mental, que no física, de Prigioni debido no sabemos si a su estado físico o al gran papel del dúo Ricky- Sada. Pero no. Quiero hablar de Joan Creus, creador de este equipo. En su época de jugador tuvo una carrera longeva ya que físicamente se cuidaba y mantenía la ilusión de un chaval. Siempre fue un modelo como persona y destacó por su humildad. Casimiro sabe que más de la mitad de la Liga ante el TAU se la debe a él. Y Maldonado, otro tanto con la Copa de Murcia. Con 42 años, puso punto y final a su carrera. Debido a su manera de ser, nunca le sedujo ser entrenador jefe. Demasiado protagonismo para una persona con un perfil secundario. Cuando entró a formar parte del staff técnico de la FEB, todos los técnicos de la absoluta quisieron tenerle cerca. Moncho López, Pesquera o Pepu seguro que le estan agradecidos. Muchas fueron las ocasiones que pudimos ver cómo los jugadores se le acercaban para pedirle consejo. La televisión también se fijó en él y vio un filón. Como comentarista no tenía precio. Si no, echar la vista atrás y comparar las retrasmisiones de Epi o de Romay. Hoy se le echa de menos, ya que era una persona dinámica y amena. Tras la debacle en los despachos con Savic, el Barça dio un aire nuevo al basket con su llegada al ser querido y respetado por todos. Nadie mejor que él para diseñar un plantel de garantías. En poco más de un año ha devuelto la ilusión a la afición. Coherencia en la toma de decisiones, conocimiento del mercado, trabajo en la sombra, buena gestión de los recursos económicos, búsqueda de jugadores con un perfil humano concreto, pocas apariciones públicas para vanagloriarse de sus hazañas... Convenció a Navarro para que volviese de la NBA, fichó a Sada como segundo base, confió en un técnico joven, dinámico, de la casa, con ganas de crecer y desconocido para la mayoría pero con ilusión. Quiso sin éxito traer a Marc Gasol, armó el equipo con Ndong, Lorbek, Mickeal, Morris y Ricky, que por encima de su talento destaca su calidad humana, ingrediente imprescindible para crear una química. Todo lo que Creus toca se convierte en oro.