nueva york. Tiger Woods recibió ayer un pequeño balón de oxígeno en medio de la asfixiante situación en la que se ha visto inmerso a raíz de sus líos de faldas. El golfista californiano, ausente "por tiempo indefinido" de las competiciones tras trascender en los medios de comunicación de todo el mundo sus problemas matrimoniales y las causas que los han precipitado, recibió ayer la confirmación de que, al menos, sus contrincantes en los campos de golf están a su lado, siquiera en el plano profesional.
El golfista estadounidense ha sido reconocido por sus rivales en el circuito profesional como Jugador del Año en la PGA. En realidad, no se trata de un galardón que le sea desconocido. De hecho, Woods recibe este premio por décima vez en las trece temporadas que lleva como profesional en activo. Por si fuera poco, el reconocimiento le ha sido concedido un día después de que fuera votado como Golfista del Año por la prensa especializada estadounidense y tras la tormenta mediática por sus relaciones extramaritales que culminó con Woods admitiendo públicamente que había engañado a su mujer.
El Tigre, de 33 años, se ha convertido en uno de los grandes golfistas de toda la historia. Algunos expertos lo señalan ya como el mejor de todos los tiempos. Su palmarés, en cualquier caso, puede generar esta opinión.
Ha acumulado galardones y victorias, pese a su juventud, que la práctica totalidad de los jugadores de golf no alcanzarán en toda su carrera. Woods cuenta con un total de 71 títulos del circuito PGA y ha conquistado 14 torneos major. En la votación, Marc Leishman fue nombrado Novato de Año del circuito PGA, convirtiéndose en el primer australiano que consigue el reconocimiento desde la instauración del premio en 1990.