Duración: 52 minutos.
Saques: 8 de Bengoetxea VI y 1 de Retegi.
Pelotazos: 258 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 9 de Oinatz y 4 de Julen.
Errores: 11 del lado de Bengoetxea y 5 por parte de Retegi Bi.
Marcador: 1-2, 1-3, 3-3, 6-5, 8-8, 11-9, 11-10, 11-11, 13-13, 15-15, 17-15, 19-16, 19-17, 20-17, 21-17.
Incidencias: Buena entrada en el Labrit de Pamplona.
pamplona. Como una tormenta se presentó Oinatz Bengoetxea en el Labrit para disputar la eliminatoria del Masters. Enfrente estaba Julen Retegi. El joven delantero de Iruñea se afanaba en centrarse y desempolvarse las esquirlas del Cuatro y Medio. El leitzarra, por su parte, con unos cueros más difíciles de mover se retrepaba en sus sensaciones. Oinatz tenía claras ventajas físicas. Buen golpeo y un sotamano mortal amparan a este gran pegador. Pese a ello, el iruindarra no tenía nada que perder y mucho que ganar. Una victoria supondría para Retegi el día de la marmota. Volver a verse las caras con Olaizola II, pero esta vez a frontón competo. Sin las fronteras intangibles que se intuyen en el acotado.
Con la electricidad del rayo apareció Bengoetxea. Julen lanzó un zurdazo y dicha celeridad fundió los plomos al leitzarra. Una volea fallada. El alto voltaje dejó a un Oinatz fallón en el piso verde del Labrit. Amanecía, de esa manera, acelerado y con una choque durísimo por sufrir en sus carnes el colorado. Este tanto no hizo más que aumentar la dinamo fisiológica del navarro. Éste acumulaba voltios y revoluciones, que titilaban en sus músculos. Frente a la pegada, Retegi propuso una defensa espartana. Basada en el sacrificio y el trabajo. Residían sus posibilidades en repeler las puñaladas en forma de pelota que su rival le acometía. De esta manera, el iruindarra comenzó a aplacar la electricidad contraria a base de voleas y juego calmado. A este planteamiento le encontró Oinatz una arista por pulir. El saque. Con unos lanzamientos que explosionaban como truenos en el frontis, el de Iruñea fue incapaz de solventar esta faceta con facilidad. Ocho servicios encajó Julen en todo el choque. Aun así, cuando el 6-3 campaba a sus anchas en el marcador. El de azul se recompuso para empezar a tejer una entramada red sobre su rival. Una tacada de cinco cuajó Retegi, que supuso una losa anímica sobre Bengoetxea.
Con el luminoso del lado azul, los golpes se repartieron por ambos lados. A tacadas, con un pelotari colorado incómodo se tradujeron los siguientes tantos. El leitzarra se afanaba su sotamano para remendar sus opciones, pero los saques, de nuevo, le volvieron a dar aire. Dos más conectó en este tramo de partido. Pero los fantasmas reaparecieron. Con el marcador dado la vuelta, Retegi defendiéndose y todo de cara, Bengoetxea falló una dejada que daba de cara el saque a su rival. La intranquilidad que destilaba el colorado se traducía en un juego atascado.
Tras esto, la eternidad se apoderó del duelo, alargándose en el tiempo. Los aciertos en el servicio leitzarra contrarrestaban con el acierto en el juego rival. Así se llegó hasta el punto de inflexión que fue el empate a quince. Se acodaba Oinatz entre la silla en la que descansaba. A sus pies Asier García. El botillero del leitzarra le miraba a la cara mientras destensaba los músculos de sus piernas. Una tacada de tres le acercó al destino final. El encuentro era duro y más crudos fueron los últimos tantos. Con los brazos acortados y las piernas entumecidas, la electricidad volvió a aupar a Oinatz en el saque. Con dos finiquitó el duelo. Sin embargo, el alto voltaje casi le pasa factura y los regalos por poco acaban con las posibilidades del leitzarra.