BILBAO. Se acopla un sonido sordo en el frontón. Un grito ahogado. Se intuye el ánimo entre las cuatro paredes del edificio. La versión sincera del éxito la encabeza Sebástien Gonzalez. La distancia entre el trabajo y los resultados estaban tras un muro forjado entre la intangibilidad y el cerebro. Detrás del Cuatro y Medio. En la distancia que pueblan los rematadores con apetito vivaz y una voraz hambruna de txapelas. Acodados entre la chapa y el fin de la jaula se acomodan los favoritos oficiales y oficiosos de los choques que se finalizan en los cuadros alegres. Entre ellos Gonzalez, que necesitaba un palmo de distancia y oxígeno para ofrecer un juego demoledor, basado en el golpeo y el sacrificio. Como lágrima que empuña el puñal añejo de la existencia.
"Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos", explicó Jean Paul Sartre. De esta manera, el oficio propio de la persona califica en parte sus actos y, por lo tanto, condiciona su libertad. Esa autonomía, dada por el destino, es losa y castigo para el que no consigue frutos en ella. El de Iparralde, por fin, el martes consiguió los réditos que otorga el sudor.
Así, montado en una noria que no para de girar, el azkaindarra comienza una nueva etapa en la que se ha destacado la sobriedad en el juego y en los gestos. "Si estoy inquieto me decís que tengo demasiados nervios, y ahora por lo contrario...", comentó el campeón momentos después de calzarse la txapela. La reválida de las posibilidades del de Iparralde comienzan hoy mismo con el envite ante Aritz Begino en Biarritz para la disputa del III Masters BBK.
Solamente ha tenido dos días de descanso el campeón de Azkaine. En esta ocasión, la piedra de toque de Sebas será el gran zaguero de Auza. La fuerza del pelotari de Asegarce es una gran prueba para el de Iparralde. Además, entra en juego el factor cancha, dado que este torneo se disputa a frontón completo. Una pizca de sabor a Manomanista en el mes de diciembre.
Para este duelo, con la resaca de la final aún latente, el delantero colorado apartó ayer unos cueros toscos y de poca salida de frontis. La idea es clara: no dejar que la pegada de su rival mande sobre la suya, ya que el azkaindarra es consciente de que si entra en un juego rápido y largo, el precio de la victoria será muy caro. No en vano el de Auza es un gran experto en el golpeo y en las distancias. La fortaleza y la resistencia son bastiones que le han aupado a la primera fila de los zagueros actuales. Por ello, y sabedor de sus propias características, Aritz escogió cueros vivos y con más salida. El triunfo pasa por ahogar a su contrincante y hacerle que trabaje atrás, en la zaga, en los cuadros en los que se pelean los espartanos. Y de eso sabe mucho Begino. Mientras tanto, para Gonzalez el reloj no se para.