Todo el mundo quiere estar en la final y no hay entradas para todos. Es así de simple. Se vende lo que se puede vender. Ni más ni menos. Con la demanda que existe actualmente se llenaría seguro un frontón para cinco mil personas, pero carecemos de ese tipo de instalaciones". Pertenece la reflexión a Rafa Echevarría, encargado la logística de Asegarce, que despachó las 150 entradas, dos por persona, que disponía para la venta al público general "en una hora" y que rechazó cientos de peticiones. En Aspe, que manejaban 100 tickets, con un máximo de cuatro por cabeza, el asunto se resolvió "enseguida" y de modo similar. Y es que la demanda para estar presente en la final del 8 de diciembre en el Atano III de Donostia, cuyo aforo ha quedado fijado en 1.744 localidades tras las obras que se han desarrollado sobre la zona de las butacas de cancha y que ha reducido el número de éstas en 37, es sensiblemente superior a la oferta, más teniendo en cuenta que la mayoría de las entradas están reservadas días antes entre los pelotaris, los pelotazales habituales, los puntos de las apuestas, los patrocinadores, compromisos varios, autoridades etc... Es la liturgia que siempre acompaña a las finales, que de un tiempo a esta parte se han "convertido en acontecimientos sociales que nadie quiere perderse", apunta Rafa Echevarría.
"Las finales de pelota de los grandes campeonatos están de moda y se acerca mucha gente que no es habitual de los frontones para disfrutar de un día especial, diferente. Saben gracias al boca a oreja que se respira un buen ambiente, de fiesta, y acuden a pasárselo bien", subraya el director de logística de Asegarce. Tal es la atracción, la capacidad de arrastre, de un acontecimiento sumamente pasional, que de hecho, "a la gente no le importa demasiado el tema de la visibilidad del espectáculo siempre y cuando dispongan de un asiento para estar tranquilos y disfrutar de la experiencia de un acontecimiento único".
aficionados ocasionales Advierte la experiencia de Echevarría, que conoce a la micra el pálpito de las taquillas, que muchos de los pelotazales que asistirán a la final "son ocasionales y sería bonito que durante el año fueran parte del público fiel que acude a los festivales". Los seguidores más acérrimos de los pelotaris se situarán en el rebote, ocupando las localidades más económicas, pero incluso para ellos, la obtención de entradas es complicadísima. "Varios amigos míos han estado llamando, pero no ha habido manera de que consiguieran una entrada", argumenta Martínez de Irujo, uno de los finalistas, que desconoce el número de entradas que le reservará la empresa, aunque serán cerca de 200. Sebástien Gonzalez también percibirá el mismo número de tickets para distribuirlas entre sus seguidores. Por eso a Aspe, que ha situado a dos de sus manistas en la final, le han correspondido más entradas, sobre todo de rebote, para la gran cita del Atano III de Donostia, recinto que pisará esta tarde Martínez de Irujo para completar su primer entrenamiento de cara al duelo que le medirá a Gonzalez.