Viena. La selección española regresó al lugar donde reinventó su historia y lo hizo endosando una goleada a Austria (1-5) en un partido sin complicaiones para la campeona de Europa, que volvió a apostar por un fútbol brillante, efectivo y tremendamente bello, lo que permite seguir acumulando ilusión de cara al Mundial de Sudáfrica del próximo verano.
España es una máquina precisa, donde todas y cada una de sus piezas están encajadas a la perfección. Así lo demostró ante Austria, un combinado menor, pero que evidenció el enorme fútbol que desprende el equipo cuando supera la línea de tres cuartos. El centro del campo, buscando siempre la asociación fácil, se convirtió en el gran protagonista durante la primera mitad, donde se resolvió el partido a pesar de que los austriacos llegaron a adelantarse con un tanto de Jantschner.
Fue sólo un espejismo. Para el descanso, España ya vencía por 1-3, gracias a los tantos de Cesc y Villa por partida doble. Ya en la segunda mitad, los menos habituales se divirtieron y cogieron minutos de juego juntos con la vista puesta en el Mundial. Güiza y Pablo Hernández cerraron el marcador.