La COP26 agota las últimas horas de su agenda formal y lo hace con la misma duda que ha acompañado a sus predecesoras: ¿habrá acuerdo definitivo dentro del plazo oficial o se repetirá el guion del retraso respecto al calendario previsto con una agónica negociación para cerrar el fin de semana?

El Gobierno británico, anfitrión en Glasgow, ha insistido en varias ocasiones en su deseo de cerrar los trabajos dentro del plazo prefijado y, en las últimas horas, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, decía haber detectado una "dinámica positiva" y un sentimiento creciente entre los líderes de que hay que alcanzar un acuerdo".

Pero, del dicho al hecho, "queda mucho trabajo por hacer", según apuntaba el propio presidente de la COP26, Alok Sharma, quien ha asegurado apreciar "lo duro que están trabajando" las delegaciones en busca del consenso y al mismo tiempo ha reconocido que están teniendo problemas "para hacer progresos incluso en aspectos rutinarios".

Aunque esta cumbre del clima se ha centrado en puntos muy similares a los de las ediciones de años anteriores, como el progresivo abandono de las energías fósiles en favor de las renovables o la búsqueda de un consenso para regular los mercados de carbono, en esta ocasión el gran obstáculo parece ser el de la financiación: los países más pobres quieren más dinero y durante más tiempo del que los países ricos están dispuestos a conceder.

En medio del tira y afloja, las promesas anunciadas a lo largo de los últimos días por diversos organismos nacionales e internacionales, si finalmente se materializan, "reducirían la brecha necesaria para mantener los objetivos climáticos un 24 ó 25 % en el horizonte de 2030", según un análisis de la plataforma Climate Carbon Tracker.

Así las cosas, la agenda de mañana en la zona azul, donde trabajan y debaten las delegaciones políticas, financieras y sociales incluidas en las negociaciones oficiales, permanece en blanco: una forma de recordar que el único punto de interés debe ser la conclusión del acuerdo definitivo.

Sin embargo, en la zona verde, donde se agrupan todo tipo de organizaciones y activistas que han acudido a la COP26 para participar en la llamada contracumbre o cumbre de los pueblos, y donde se habla desde "greenwashing" o lavado verde hasta geoingeniería, aspiran a mantener el pulso de sus reivindicaciones y movilizaciones hasta el último minuto.