A las puertas de la publicación, a finales de este mes, de los diarios de Patricia Highsmith, el documental Amando a Highsmith se asoma a los aspectos más íntimos y conflictivos de su vida, a través de esos escritos y de los testimonios de las mujeres a las que amó.

Dirigida por la suiza Eva Vitija, la película pone énfasis en la traumática relación de la escritora con su madre y vincula su desesperada lucha interna por complacerla con su obra literaria y sus temas predilectos, la culpa y la mentira.

Al mismo tiempo, reivindica su empeño por “sacar algo bueno de cada catástrofe” de su vida, tal y como anotó en sus diarios. La autora de Extraños en un tren o la saga de míster Ripley se pasó la vida viajando entre continentes y sus amantes la describen como una mujer seductora y carismática.

Nacida en Texas en 1921, su madre se divorció antes de dar a luz y se mudó a Nueva York con su nueva pareja, dejando a la pequeña al cuidado de una mujer a la que llaman “abuela”. Volvió a buscarla cuando ya había cumplido seis años, pero nunca le ocultó que no fue una niña deseada y que llegó a tomar aguarrás durante el embarazo para tratar de provocar un aborto.

A través de la voz de la actriz Gwendoline Christie, Highsmith cuenta que su madre le buscó un novio, describe el desagrado que le producía darle un beso de despedida a diario y compara sus primeras experiencias sexuales con “restregarse un estropajo en la cara”.

La escritora Marijane Meaker, a quien conoció en la noche neoyorquina y que fue su pareja durante dos años, asegura que reconocer la homosexualidad era un trauma para cualquier mujer en esa época y que Highsmith, “como todas”, trató de cambiar quien era durante un tiempo. Cuando publicó Carol, su segunda novela, en 1952, una historia de amor entre dos mujeres que Todd Haynes llevó al cine en 2015, lo hizo con el seudónimo de Claire Morgan y el título The price of salt.

La mayoría de las editoriales lo rechazaron porque “una historia de lesbianas no podía tener un final feliz”, según Meaker. Pero precisamente por eso, fue un éxito. Antes de que saliera a la venta, Highsmith se embarcó en su primer viaje por Europa.

“Llegará el día en el que viaje por todo el mundo y conoceré nombres y rostros de hombres, mujeres y niños, conoceré los giros de las carreteras, tendré tantos amigos que será imposible contarlos y aun así seguiré sintiéndome sola y seguiré deseando conocer más caras, nombres y ciudades, soy la buscadora perpetua”, escribe en sus diarios.

Su personaje Ripley

De esos viajes nació Ripley, un personaje inspirado por un desconocido que vio en la playa, al que muchos consideran su alter ego y que en el cine han encarnado actores como Alain Delon, Dennis Hopper, Matt Damon y John Malkovich. Monique Buffet, con quien mantuvo una relación en París y la actriz Tabea Blumenschein, amante berlinesa a la que cita en sus diarios, también prestan sus testimonios. Vitija menciona a una última amante, de quien no revela su identidad, una mujer casada por quien se mudó a Inglaterra.

En los últimos años se muestra a una Highsmith solitaria y misántropa pero el documental no carga las tintas en los aspectos más oscuros de su personalidad y menciona de pasada los comentarios racistas de sus diarios o sus problemas con el alcohol.