Hoy, 5 de abril de 2022, se cumplen 45 años del fallecimiento del pintor José Arrue. A fin de conmemorar su extraordinaria trayectoria artística, el Ayuntamiento de Llodio ha colocado cuatro de sus obras como arte callejero en el túnel de la estación del tren, que comunica el centro urbano con el barrio de Latiorro, para que así las puedan gozar y admirar a diario tanto los vecinos y vecinas como los y las visitantes.

José Arrue, bilbaíno de nacimiento (Abando, 1885), pasó sus últimos 37 años en Llodio. De hecho, sus restos reposan en el cementerio municipal. Al margen de actuaciones puntuales, como una exposición que se hizo con sus obras en 1973 (Caja de Ahorros Provincial de Álava, del 31 mayo al 3 junio 1973), poner su nombre a una calle cuando se renovó la totalidad del callejero (acuerdo del pleno de 16 de marzo de 1981) y una publicación del laudioarra Kepa Sojo en la colección municipal Bai (El reflejo de Llodio en la pintura de José Arrue, 1994), no ha habido ninguna otra iniciativa municipal para recuperar y mantener viva su memoria. Ni tampoco para dar a conocer y poner en valor su obra universal como aportación patrimonial e identitaria para el municipio de Llodio. Por todo ello, este año el Ayuntamiento, en cooperación con numerosos y diversos agentes sociales, homenajeará al pintor con diversas actividades que no tienen otro objetivo que honrar su memoria.

Caminando en el orden cronológico inverso, el próximo 13 de diciembre, festividad de Santa Lucía, se inaugurará una estatua con su imagen en la plaza Alberto Acero. Su elaboración correrá a cargo de la escultora Lourdes Umérez, la misma que en 2004 hizo la estatua del compositor Ruperto Urquijo, sita en la plaza de entrada al parque Lamuza y gran amigo de José Arrue. Ese mismo día también culminará una exposición pictórica -inaugurada semanas atrás- con diversas obras del memorable pintor, algunas de ellas inéditas y desconocidas hasta ahora. Y para que esas obras no caigan en el olvido, se publicará un catálogo de la exposición. La muestra también se verá reforzada con un ciclo de tres conferencias en las que se versará sobre la proyección universal de este artista local.

Asimismo, el alumnado de Educación Primaria y Secundaria conocerá la figura y legado del pintor con sendos materiales elaborados exprofeso. Esta actuación se complementará con un espectáculo dirigido al público infantil, con diversos guiños al entrañable personaje y su obra. También habrá diversos talleres infantiles con los que los más pequeños trabajarán sus obras.

En lo que corresponde al ámbito meramente administrativo e institucional, se presentará una propuesta para nombrar en el pleno de noviembre hijo adoptivo del pueblo de Llodio. “Es el mayor grado honorífico que un ayuntamiento puede conceder a un vecino y, por definición, solo puede recaer en quienes, no habiendo nacido en el Syuntamiento otorgante del título, hayan destacado de forma extraordinaria por sus cualidades o méritos personales o servicios prestados en beneficio y honor de la población y hayan alcanzado consideración indiscutible en el ámbito de lo público”, recordó ayer el alcalde, Ander Añibarro.

También se intentará recrear con la colaboración de numerosas personas laudioarras, la imagen de una de sus romerías. Se saldará así una de las deudas que tenía pendiente Llodio con uno de los pinceles más afamados del costumbrismo vasco, que eligió una casona de Caminos Viejos del barrio de Areta en Llodio para instalar su estudio y pasar gran parte de su vida, pese haber nacido en la capital vizcaína. En Llodio, de hecho, falleció el 5 de abril de 1977 -concretamente, encima del antiguo cine Avenida en la calle Virgen del Carmen, donde vivió desde 1963 junto a su hija María Luisa- y sus restos descansan desde entonces en el cementerio local de San Martín.

Con todo, cabe recordar que ya en 2019 la asociación de comercio local, APILL, felicitó el año a sus clientes con un calendario, ilustrado en cada uno de sus meses con cuadros de Arrúe que, de esta forma, se colaron en cientos y cientos de hogares de quienes fueran sus convecinos en la última etapa de su vida, en un claro homenaje a su memoria. La recopilación de imágenes fue posible gracias a Félix Mugurutza, el investigador local que defiende desde hace años la recuperación de la figura de este pintor, para lo cual se contó con el permiso de la familia de Arrúe para la reproducción de su obra.