Hace justo dos años tenía que haberse hecho realidad. Pero cuando el mago gasteiztarra Asier Kidam estaba en plena cuenta atrás para el estreno de La revolución mágica llego el confinamiento. “Siempre confío en que las cosas ocurren por algo. Y si no, busco un motivo para creer que pasan por algo. Igual no era el momento. Ahora, viéndolo con perspectiva, lo cierto es que en este tiempo, aunque pensaba que el espectáculo estaba cerrado, he añadido unos cuantos detalles y lo he redondeado”, dice con una sonrisa. Esta vez sí, todo está preparado para compartir con el público una puesta de largo que se producirá el próximo día 27.

En concreto, la representación se llevará a cabo a las 17.00 horas en el teatro del colegio Niño Jesús, estando los pases ya disponibles a través de www.colectivia.com. A partir de ahí, los presentes harán un pequeño viaje, desde el presente hasta principios del XIX y la aparición en escena de Jean Eugène Robert-Houdin, considerado el padre de la magia moderna. “Antes los magos iban con sombreros de capirote, túnicas y demás. Él, que llegó a tener su propio teatro en París, vistió a los magos con frac y chistera, como la gente de la clase alta. Era relojero de profesión y desde ahí diseñó un montón de trucos de magia más elaborados y finos”.

Fueron años en los que en Estados Unidos y Europa, todos los teatros de las grandes ciudades contaban con magos. “Es lo que se considera la época dorada de la magia”, momento al que Kidam hace un homenaje a través de cuatro nombres referenciales de la escena. “Traigo a mi terreno juegos e ideas que los cuatro hacían” y así el próximo día 27 habrá tiempo, a lo largo de poco más de una hora, de compartir propuestas más cercanas a la magia visual con otras que tendrán que ver con el mentalismo, el espiritismo y las predicciones, sin perder de vista que también habrá trucos relacionados con el escapismo y, además, con la manipulación.

“Es un espectáculo para el público familiar pero muy poco infantil. Es decir, niños de menos de 5 años, en algunos juegos igual desconectan. En cambio, niños un poco mayores no van a tener la sensación de estar viendo un montaje infantil”, describe Kidam, que con esta propuesta abre un nuevo camino dentro de su ya dilatada y reconocida trayectoria, a pesar de su juventud. “Más del 90% de lo que hago es en otro tipo de formatos; es la primera vez que propongo un espectáculo para teatros, con todo lo que ello implica. Es algo nuevo para mí”, una apuesta que también quiere llegar a nuevas tablas. “Siempre he trabajado mucho en la zona norte, tanto en el País Vasco como en Navarra y en otros territorios limítrofes, y ahora la idea es salir más con esta propuesta”, algo que parece se empezará a formalizar a partir de septiembre.

Pero eso ya llegará. Ahora toca pulir los últimos detalles antes del estreno, sobre todo tras estos dos años de espera obligada, aunque Kidam reconoce que, tras el confinamiento total, no ha parado. “Ya en junio de 2020 volvimos a arrancar con Gure Zirkua y a partir de ahí he tenido prácticamente el mismo trabajo que siempre”. La gran pega, a nivel profesional, ha venido de las restricciones, es decir, de cómo sus distintas propuestas artísticas -en su mayoría relacionadas con la magia de cerca- se han visto condicionadas por las distancias, las mascarillas, la obligatoriedad de estar sentados y demás. Eso ha obligado a hacer modificaciones distintas dependiendo de lo permitido o no.

Hoy no se está todavía en la situación ideal, pero sí ha mejorado mucho el contexto general. Es ahí donde se produce este estreno, en el que a buen seguro se va a notar el tiempo que el vitoriano lleva colaborando, en formato de residencia artística, con Teatro Paraíso. “Estar con Tomás Fernández Alonso ha sido muy positivo, me ha ayudado a evolucionar”. Eso sí que no es un truco, es fruto del esfuerzo, del trabajo y de la apuesta por seguir creciendo y participando en La revolución mágica.

Las entradas ya están disponibles para compartir una puesta de largo que se producirá en el teatro de Niño Jesús a las 17.00 horas

“Es un espectáculo para el público familiar pero muy poco infantil”, apunta el creador, que con esta obra abre nuevos caminos