- La presidenta de Artea, Paki Ofizialdegi, no escondía ayer el alivio que ha supuesto para la asociación etnográfica ver plasmado, por fin, en un acuerdo las normas que garantizarán la viabilidad de un museo que tanto ella como sus compañeros se empeñaron en levantar de la nada, en los años 80 del siglo pasado, para salvaguardar los modos de vida de sus padres, madres y abuelos ante los cambios que la llegada de la tecnología iban a producir en las sociedades modernas, como así ha terminado ocurriendo. Sin duda, unos visionarios que jamás imaginaron ni el valor ni el renombre que su criatura iba a alcanzar.

¿Aliviados?

-Mucho. Han sido demasiados años de incertidumbre. En la primera sede era un museo pequeño que, con ayuda foral, nos fuimos apañando para mantener; y cuando se pasó en 2004 a la ubicación actual, donde se convirtió en un museo de verdad o que hace honor a ese nombre, al menos, también se fue sacando adelante con el convenio con el Ayuntamiento. Hasta que en 2011 llegaron los recortes y años muy duros, porque veíamos peligrar el museo. De hecho, llegamos a cerrarlo a principios de 2019 porque no teníamos dinero para pagar a las guías.

Sin embargo, lograron seguir adelante...

-Sí hubo un cambio tanto en el Ayuntamiento como en Diputación, donde Ana del Val vio que había una riqueza patrimonial muy importante a conservar y se comprometió a mediar para alcanzar soluciones. Fue ahí cuando comenzaron las reuniones a tres bandas que, tras muchas trabas jurídicas, han terminado materializándose en el convenio firmado. No es del todo el que queríamos, pero supone todo un avance que nos da tranquilidad.

Explique eso.

-Nos da seguridad económica y un respiro de cuatro años, que pueden llegar a ocho, ya que la gestión de la financiación foral queda en manos del Ayuntamiento y eso nos libera para dedicarnos a lo nuestro: mantener la colección en condiciones y enriquecerla. Para ello hemos tenido que ceder su uso al Ayuntamiento, aunque seguimos siendo los titulares y con ello se nos garantiza que este patrimonio nunca saldrá del pueblo. Pero ya no gestionamos ni la limpieza de la instalación ni la apertura, conceptos antes unidos y ahora separados, porque la ayuda foral es para esto último, en exclusiva; es decir, para sacar a licitación la contratación de las guías.

¿Y la limpieza?

-La ha asumido el Ayuntamiento.

Y a partir de ahora...

-El convenio entrará en vigor el 1 de marzo, y mientras tanto el Museo seguirá con su actividad. El calendario de este año ya esta hecho. Lo más inminente, será en marzo que regresa nuestra jornada de Museo vivo, aunque aún no hemos estipulado la fecha exacta, sí que será un domingo. Y continuaremos con nuestra habitual agenda de una actividad etnográfica por temporada, el amasado de pan en primavera, los solsticios de verano e invierno y la txarriboda de otoño.