Incidir en lugares. Incidir en la gente. Este es el objetivo principal para la artista Ane Berganza, que expone Para apropiar un lugar en el centro cultural Montehermoso en colaboración con la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU. Desde el 13 de enero hasta el 13 de febrero, la joven creadora busca destacar la presencia del aquí y ahora, con la que dejar así una efímera huella en todo aquello que la rodea, ya sea en los amigos de toda la vida o en el columpio en el que pasaba las tardes hace casi una década.

Háblenos un poco sobre su exposición, ¿qué se puede apreciar?

-Se trata de un proceso de buscar lo que realmente me interesa de las cosas. Lo que me interesa, o no, de un vídeo, de una foto o de las tuberías azules de mi pueblo. Como acabo de salir de la universidad, todavía estoy buscando qué es lo que me importa de las cosas. Me está importando la acción, me está importando el tubo, me está importando el azul, el columpio, el gesto... Va de eso, de apropiar un lugar, incidir en las cosas. Para apropiarte de algo tienes que ser muy lista. Depende de tu situación, de tu contexto en el momento. Eso es lo que aparece todo el rato, yo intentando dejar mi presencia en los sitios y cosas, con todas las preguntas que eso conlleva.

Con ese énfasis en el aquí y ahora, ¿se vería realizando una segunda parte dentro de algunos años para ver qué es lo que ha cambiado?

-Sería algo muy divertido, y, además creo que también súper importante. Cuando grabé Ane 2013, tenía una mano delante y otra detrás, por así decirlo. Lo hice con una navaja que llevaba en una tarde en la que no tenía nada que hacer, tendría 13 o 14 años. Es gracioso porque ya ha sucedido lo que me preguntas. Cuando volví de Erasmus, me di una vuelta por el pueblo y volví a verlo. Y es como un vértigo, pero no por el tiempo sino por el aquí y el ahora. De hecho está en un columpio que ahora es ilegal y lo van alejando cada vez más del pueblo en vez de tirarlo, como si estuvieran haciendo el trabajo para mí, están moviendo algo que me interesa. Espero acabar ya con esto porque llevo desde 2020 con el proyecto en mente pero me parecería muy guay lo que has comentado, en diez años ver cómo me puedo apropiar de las cosas que hecho hoy.

Entonces, este proyecto lleva años en preparación.

-Creo que el tiempo del arte no responde a lo que ha pasado aquí, a lo que he vivido en los últimos años. Responde a los artistas, a mis compañeros o a los profesores que he tenido. Los tiempos del arte no tienen nada que ver con lo que sucede, por ejemplo, en Instagram, esta rapidez que vivimos, que también me encanta, creo que es muy contraria a la idea de trabajo. De hecho, en uno de los vídeos de la exposición se asumía que yo no estaba trabajando. Entonces está esa idea: ¿qué tengo que ser? ¿qué tengo que hacer para que pienses que estoy trabajando? Tampoco quiero mitificar los procesos largos, hay cosas que son del momento, pero a veces sí son muy largos y apetece, simplemente, poner una foto de tu madre. La gente va a entrar, va a salir y ya está.

¿Cómo se siente al "apropiarse" por primera vez de un centro cultural como Montehermoso?

-Estoy muy agradecida con la gente de Montehermoso y con la convocatoria de la UPV. Es una oportunidad que a cualquiera le encantaría tener y me siento responsable, conmigo viene mucha gente. Me gusta mucho que, si voy a exponer en un espacio, poder vivir algo en ese espacio. Por eso, estuve viniendo unos cuantos días, recorriendo la sala, haciendo fotos... Jamás me han interesado las paredes, ni los cubículos blancos, por eso quiero rellenarlos de las cosas que realmente me interesan. La vida, las conversaciones, salir a tomar algo... Al traerlo aquí vi un sitio con muchas posibilidades, me encontré con algunos problemas que abordar, que me parecen muy guays. Vi dos columnas en mitad de la sala y me dije que algo tenía que poner. Así nació la lona. Abordé la sala desde ese cartel, porque quería apropiarme este espacio blanco, pulcro y meter algo que no importe, un caballo de Troya. Mi cuento no me importa para la gente, me importa que tú veas la valla y te acuerdes de tu exnovia o de tu madre. Que veas el vídeo y pienses que es una chorrada y a mí me parece bien. Hay fiestas a las que no estás invitado. Y eso está bien. Por eso, espero que a esta fiesta venga gente que se siente invitada.

Mientras cursaba el grado en Bellas Artes, realizó un Erasmus en Atenas, ¿de qué manera influyó en el proyecto?

-Cuando me fui de Atenas no quería ser artista. Ni creo que quiero serlo ahora. Me fui sin entender muy bien qué era esto, estaba en segundo de carrera y lo sentía como seguir haciendo mis estudios. Allí hice un proyecto que sí que me afectó muchísimo así que al hacer cuarto de carrera en Bilbao, fue como empezar de cero, aprendí muchísimo y mucho más rápido. Creo que si no hubiese ido no habría llegado a las mismas conclusiones y estaría mucho más amargada. Hacer un proyecto de verdad, no algo que te piden, me hizo ser más consciente de lo que estaba haciendo. Realmente es algo que recomiendo a mucha gente que lo haga, cambiar de posición de estar en Bilbao o Vitoria y marcharse a donde sea.

La fotografía y el vídeo tienen un papel importante en la exposición, pero no son los únicos métodos de expresión en los que se mueve.

-No, lo más activo que tengo que no sea esto es la música. Estoy haciendo cosas, no paro de moverme en eso. A veces pincho, a veces hago música con amigos, sería algo más como mi hobby. Tampoco es que el arte sea mi trabajo y no un hobby. Quizá termine trabajando, no sé, en una piscina. No lo veo como hobby o trabajo, sino cosas a las que les dedicas tiempo. Cosas que tienen sentido para mí. De momento no necesito pensar de esa manera, de momento puedo ser así de tonta.

La representación artística vasca cuenta, cada vez más, con jóvenes talentos, ¿qué cree que pueden aportar a este ámbito que otros artistas más veteranos no logran?

-Activar el contexto. Nuevas formas de ver, de vivir. Nuevas perspectivas. Necesitamos a gente diversa. Estoy hasta las narices de ver a las mismas personas todo el rato. Sobre todo si nos importa el contexto vasco o la cultura de nuestra zona, tenemos que ser capaces de aprender de ella, de escucharla, de apropiarnos de ella. No buscar protegidos ni que nadie nos proteja, sino protegernos entre nosotros. Que no venga un artista grande y me diga que trabaje con él o ella. Por supuesto que puedo decir que sí pero es muy importante que también nos validemos entre nosotros. Que quienes que me validen sean mi gente, mis amigas, los de mi edad, aunque admiremos y estudiemos a los mayores. También se mitifica mucho ser joven, que si ellos nos han hecho edadismo a nosotros. Yo no voy a hacerles edadismo a ellos, pero busco que a mí me reafirmen el contexto mis compañeros, no profesores o maestros.