- “Cada uno entiende el arrebato de una manera; en esta película es esa pasión desmesurada por el cine que tiene uno de sus protagonistas, y que se asemeja a ese arrebato, a ese éxtasis que proporciona la droga”, una fascinación que roza la locura y que plasmó como nadie el director “maldito” Iván Zulueta.

Así lo explicó a Efe Miguel López, experto en cine y director de marketing de Flixolé, la plataforma especializada en cine español que estrenará en exclusiva el próximo viernes una nueva versión de Arrebato (1979), la icónica película de Zulueta, a partir de una copia restaurada en 4k.

“En Arrebato”, señaló López, “hay una analogía bastante clara entre cine y heroína, y digamos que, tan arrebatado se siente Pedro (Will More) y con tanta fascinación, que, poco a poco, de una forma vampírica, el cine le va chupando la sangre, la vitalidad, simbolizada en ese fotograma rojo que, al final, lo llega a consumir”.

Y es también el final al que se ve abocado el personaje de Eusebio Poncela. El actor madrileño da vida a Jose Sirgado, un director de cine en crisis que no logra deshacerse de su exnovia (Cecilia Roth), que vuelve a su vida en el peor momento y acompañada de su peor enemigo: la heroína.

Un día recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More), un chaval muy raro que parece tener siempre frío y que dedica su vida a grabar todo en Súper 8.

Su obsesión por controlar el ritmo de sus películas hace que entre en una especie de éxtasis después de grabarse a sí mismo en una habitación cerrada y descubrir un fotograma rojo, con el que se obsesiona hasta el punto de que prefiere morir si no logra alcanzar el arrebato del cine.

Arrebato, que iba a ser un cortometraje, fue una cinta adelantada, precursora casi, del cine que llegaba, con la Movida madrileña a punto de explotar. En ella se mezclan el metacine, el terror, lo fantástico y lo vampírico; el sexo y las drogas, y aborda las dificultades de la creación underground.