La casualidad incluso daría para otro relato. Fue el 4 de agosto de 2020 en esa Gasteiz triste por no poder comenzar sus fiestas patronales. Aún así, la llamada que recibió Jabo H. Pizarroso le hizo llorar de alegría. Había ganado la cuadragésimo novena edición del certamen de cuentos Ignacio Aldecoa por Los huesos de la carne.

"Estaba muy contento. Para mí, era recibir un premio muy importante por el propio Aldecoa; fíjate que alguna vez incluso me he subido a su estatua a darle un beso", sonríe el autor gasteiztarra, más allá de que dice con pesar que "es una pena que un escritor de gran nivel como él no esté vivo en las librerías".

Por primera vez, hacerse con el prestigioso y veterano concurso suponía, además, la edición de un libro de cuentos de mano de la Diputación alavesa, un extra que justo ahora se hace una realidad palpable bajo el nombre de Hijos de Atocha. Son seis los relatos -incluidos el ganador del certamen y el que da nombre al conjunto de la publicación- los que conforman el cuerpo de unos cuentos "en los que hay gravedad pero también mucho humor". Historias que tienen como elemento común el hecho de tocar "a personajes desestructurados por la memoria sonámbula de la Guerra Civil".

Partiendo de personas reales que contaron a Pizarroso algunas de sus vivencias, el autor no tuvo mucho tiempo para construir el libro por el plazo temporal establecido por el certamen. Hubo algunas ideas que se quedaron fuera y llegó a haber diez versiones diferentes de la publicación. Pero el resultado final, junto a la portada especial ilustrada por Kiko Pérez, ya está en las manos de los lectores.

"Creo que la gente se va a quedar desconcertada con las diferentes capas que tienen cada uno de los personajes, con las historias que tienen detrás. Se va a quedar desconcertada con temáticas que pueden resultar sensacionalistas pero que son temas a los que nos estamos enfrentando". En este caso, el humor se convierte en una herramienta básica y esencial.

"¿Puedes tocar temas de la Guerra Civil riéndote? Sí. El humor es maravilloso. Lo que pasa es que estamos en una época en la que la gente no se ríe y en la que cualquier cosa es sospechosa de algo. Ahora que estamos en el purismo, unos por un lado y otros por otro, sería bueno recordar que si miramos cada uno a nuestros antecedentes familiares, todos tenemos gente que estuvo en un bando o en otro".

Con estos mimbres se presentan argumentos que sitúan a quien lee ante, por ejemplo, un instituto de 2036, justo en el centenario del inicio del conflicto. En el país gobernado por el PNE, el Partido Nacionalista Español, como única formación política posible, se corrigen textos que se han desviado de la historia nacional única sobre la Guerra Cruenta Necesaria. También está lo ocurrido a dos jóvenes implicados en hacer recreaciones del conflicto, que cansados de que nadie quiera hacer nunca de fachas y requetés, se animan a dar el paso.

Hasta que un día entran en un bar de Lemoa con el traje de requeté puesto. Y todo ello sin perder de vista a personajes como el de Miriam, que está obsesionada con las poetas de la guerra, sobre todo con Zenobia Camprubí Aymar, y con todos los lugares relacionados con ellas y el enfrentamiento. Tanto que viaja a esos sitios con su pareja y se excita mucho sexualmente.

"Son historias que nos llevan a ese gran conflicto del siglo XX pero desde personajes que tampoco son maniqueos", cuentos que tratan cuestiones como el robo de niños o la homofobia, relatos independientes aunque dentro del libro hay una estructura premeditada.

"La idea del montaje cinematográfico le viene bien a la literatura", explica Pizarroso, que tras las novelas Errekaleor y El silencio del virus -que publicó por entregas cada día durante el confinamiento en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA-, vuelve a un formato al que ya dio rienda suelta en Suplicando ternura a los gatos. Ahora llega Hijos de Atocha, título con el que está previsto para febrero realizar algunas presentaciones en la capital alavesa.

Su nueva creación nace tras haber ganado en 2020 el certamen Ignacio Aldecoa, que por primera vez conlleva la edición de un libro

"¿Puedes tocar temas de la Guerra Civil con humor? Sí. Lo que pasa es que estamos en una época en la cualquier cosa es sospechosa de algo"