La cita imprescindible de la ilustración

Algunas de las ilustraciones pertenecientes a los y las mazokalaris participantes este año.

Si no existiera, Mazoka debería ser inventado. Pero resulta que es una realidad desde hace siete años, tiempo en el que se ha convertido en un evento imprescindible para el sector de la ilustración y el dibujo, para el público en general (más allá de intereses, edades, gustos y presupuestos), y, por supuesto, para Gasteiz y Álava. Como en otras tantas apuestas y proyectos culturales, la pandemia está siendo un borrón amenazante, pero el evento -que es un mercado pero no solo- está pudiendo desplegar su programación gracias a su experiencia, profesionalidad, trabajo e ilusión. Y también a la respuesta entusiasta de quienes crean y de quienes adquieren y participan.

Por supuesto que se echa de menos la posibilidad de encontrarse en persona con los mazokalaris en ese lugar tan singular que es el antiguo Depósito de Aguas. Pero la respuesta online, donde el trato con cada artista es también directo más allá de que exista una pantalla en medio, está ayudando y mucho. Este año, hasta el 26 de diciembre en www.mazoka.org se puede encontrar de todo e incluso más. “En 2020 fue muy bien, increíblemente bien, sin perder de vista que las condiciones eran especiales, que había una mayor conciencia a la hora de apoyar a los eventos culturales que estábamos intentando sostenernos a toda costa, que la gente se había acostumbrado a la compra online y que todavía estábamos en un contexto en el que había personas temerosas de salir de compras”, apunta Marta C. Dehesa, incansable agente y agitadora cultural que dirige esta gran fiesta de la ilustración.

Pero más allá de que en 2021 algunas de esas circunstancias hayan cambiado un poco, el mercado tiene los mejores argumentos para repetir ese éxito a pesar de las circunstancias en sus mazokalaris: Rugido (Rubén Megido Sánchez), Patcas (Patricia Casarrubias Carreras), Olalla Icíar Ruiz-Ayúcar Vázquez, Estela Creativa (Estela Labajo Duque), Laia Lleonart, Ingeborg (Inge Conde Moreno), Brenda Novas Otero, Print is not Dead by Natalia Ros, No es la pinta lo que pinta (Óscar Villalobos Fernández de Puelles), Daniel Díez Jiménez, Cristina Clemente Calpe, Libertad Rebollo Ballester, Cartmenilustra (Carmen Morales Fernández), Patossa (Patricia Barrachina Ruiz), Celeste Wild Studio, AWT (Álvaro Cubero González), Carolina Mattos Coppola, Julia Lasa Goikoetxea, María del Mar Ferrero Barrio, Miren Asiain Lora, Iban Illarramendi Echabe, Patricia Nagashiro Vaca, Arrate Rodríguez Martín, Ormigoi (Amaya Jiménez Migueltorena), Noelia de Alda Mancilla, MJ Mora, Nader Sharaf Martínez, Marta Melero Frago, Membrilla (Belén Catalano Gregoroff & Javier Narducci Torti), Alberto Muriel Sánchez, Jone Taberna Estomba, Moreli (Elizabeth Díaz Mora), Isabel Vila Caballero, Carmen B. Mikelarena, Paulimilustra (Paula Mira Colomer), Iñaki Landa Fuentes, Lapatry Cruz, Olga Mollà Llàcer, Inma López Hortas y Laufer (Laura Fernández Arquisola).

Hace doce meses, aunque hubo un alto número de ventas en otras partes del Estado y también en el extranjero, “la respuesta del público de Vitoria y de Euskadi fue muy importante”, lo que, en un principio, animó a Mazoka a apostar para este 2021 por una edición mixta en la que desarrollar primero una parte online para después abrir el mercado presencial con cita previa. De hecho se analizaron diferentes fórmulas para recuperar esa parte tan importante en un evento que en sus anteriores entregas no virtuales congregaba a 10.000 personas en tres días. Al final se optó por repetir la fórmula de 2020, lo que a tenor de los últimos datos relacionados con la pandemia se ha convertido en un acierto total. En la web, quien entra se encuentra con las 40 personas que han sido seleccionadas en esta ocasión de un amplio y numeroso abanico de propuestas. De cada autor o autora se pueden ver sus creaciones, así como los precios, descripciones y una semblanza de su trayectoria. La compra, de producirse, es directa en la tienda de cada artista.

Además, se han editado 1.500 ejemplares del catálogo en los que también están recogidas estas 40 personas y su información, que se completa con el uso de códigos QR individualizados para poder acceder a la tienda virtual particular. Lo que se busca así es dar a conocer pero también facilitar lo máximo posible la relación comercial entre los interesados y los participantes. Pero Mazoka no se queda en esta parte. El Depósito de Aguas acoge estas semanas la exposición colectiva de los y las mazokalaris, cuyas obras se pueden ver en grandes telares que cuelgan desde el techo, generando un gran bosque de la ilustración. Además, los días 14 y 16 se llevarán a cabo visitas guiadas para estudiantes de bachilleratos artísticos y escuelas de arte, diseño e ilustración, recorridos que se completarán en el Bibat. También el público general tendrá esta opción de adentrarse en Montehermoso con una visita guiada el 17.

El 18 tendrá lugar un taller familiar, así como la presentación del libro Dibujo desde que tengo memoria y el cómic Tupust!. Esa misma jornada se producirá el coloquio Las mujeres en el cómic y la ilustración: talento vs reconocimiento. En Villa Suso tendrá lugar, por su parte, el concierto Ilustracionesimprovisadas. Al día siguiente, Maite Gurrutxaga, autora del cartel de este año, hará una visita guiada a la muestra del Depósito, donde también se producirá una actuación de danza a cargo de La Pulga. Todo ello, dibupote incluido, si la pandemia no lo impide. “Suspender para el que organiza cultura es un problema a muchos niveles, sobre todo tal y como está la Ley de Contratación Pública”, lamenta Dehesa, quien tiene claro que en la crisis generada por el covid “vamos a perder un montón de valor creativo” entre otras cosas porque como sociedad “no hemos hecho nada por intentar sostener el pulso creativo que estaba ahí” antes de marzo de 2020. Mazoka, eso sí, no para. Si dejara de existir, habría que volver a inventarlo una y otra vez.