Tenía las fechas del estudio reservadas para entrar a grabar y dar forma definitiva Erritmatika vol. 1Solo que esas jornadas marcadas en rojo estaban justo en la hoja del calendario que correspondía a marzo de 2020. Hoy, Markes Iraizoz se ríe al recordar aquello. De hecho, aunque sin protagonismos, la pandemia está presente en algunas de las letras de un trabajo con el que “cerrar la etapa de Kódigo y decirle a la gente que este tipo funciona ya en solitario”. Dicho y hecho. El álbum es ya una realidad en su formato físico (CD) y en su versión digital, pudiéndose encontrar, por ejemplo, estos días tanto en la web de la Azoka de Durango como en el puesto que allí tiene Taupaka Elkartea.

En 2009 se hizo realidad la primera referencia de Markes y desde entonces ha ido lanzando otras propuestas con su nombre, pero este Erritmatika Vol. 1 tiene un carácter diferente. Supone entrar en una nueva etapa. “Quería expresar ciertas cosas que desde hacía tiempo necesitaba soltar. Y para ello requería tener mi camino propio”. Una senda en la que se ha puesto en manos d Xabi Pombo y sus gasteiztarras Anima Studios VI. “Junto a él, y viendo todo lo que estaba sucediendo, elegimos cocinar este disco a fuego lento, con calma, probando. La verdad es que he estado muy cómodo porque tampoco tenía ninguna presión, nadie estaba esperando a que yo tuviera que sacar nada”.

Let it shine, Ez besterik, No morir callado y Joku honetan son algunos de los once cortes que componen un trabajo en el que el gasteiztarra ha contado también con colaboraciones como las de Sweet Sakura, E-Ritx, Xabiamestari, Indarrap, Iona, RM y Dj Ibai.

Canciones que responden a un sello bien identificable, tanto en los sonidos como en las letras, con su trayectoria más allá de que “se tiene que notar que voy a cumplir los 40 en breve. Y las vivencias se reflejan. No es lo mismo hablar conmigo hace diez años que ahora. Si no estaríamos jodidos, metidos en un bucle espacio-tiempo muy chungo”, sonríe, aunque matiza que más allá de ese punto de madurez “veo el disco fresco. Creo que no he envejecido mal”.

Con todo, señala que “hay que ver qué está haciendo la peña de 20 años y no solo hablo del trap. También de las propias letras del hip hop. Yo a veces me siento como el Abuelo Cebolleta, como fuera de onda. Pero tampoco me importa. Esto lo hago por mí, por mi amor a la cultura hip hop y para la peña del rap de siempre. Quiero que esto no se acabe, que la rueda dure un poco más todavía”.

De momento, con este álbum, masterizado por TheBeatBoy y con diseño de Kaikoo, Markes busca que quien lo escuche “salga a la calle con ganas de vivir, amar, sentir, compartir y luchar. Eso que no se nos olvide, porque es una parte importante. Después de todo lo que hemos estado viviendo con esta historia rara del covid, tengo claro que la música no puede morir. Hay artistas que vamos a hacer lo imposible para que no se muera.

Pero también el disco es una llamada a transformar la sociedad en la que estamos, en mi caso a través de la música. Vamos a cambiar esto, vamos a transformar esto, cada uno que aproveche lo que le hace vibrar, la energía positiva que te hace meterte en proyectos, querer compartir, querer montar un grupo o un colectivo para cambiar. Me gustaría que con mis canciones la gente se sintiera bien, positiva, con una sensación de sacar los buenos sentimientos desde la lucha pero también desde el amor a la música”.

El próximo paso será el directo. Pero no hay prisa. “Estoy volviendo a recuperar el micro y a ponerme en forma otra vez. Eso sí, no tengo ninguna presión”. Esa vuelta llegará en 2022 y “por supuesto, habrá concierto en Gasteiz”. Ahora “quiero preparar bien las cosas” y dejar que el público se deje llevar por Erritmatika vol. 1.