A finales del pasado mes de octubre, con la Catedral Santa María como escenario, los componentes del grupo madrileño Taracea fueron los encargados de poner los primeros sonidos a la novena edición del Aitzina Folk Festival, que, como suele ser habitual en el certamen, desde entonces se ha tomado un pequeño respiro para centralizar toda su amplia actividad, entre conciertos y talleres, en diciembre y principios de enero. Van a ser semanas intensas en las que, sin perder de vista la situación sanitaria, compartir cultura y seguir recaudando dinero para apoyar la investigación de la ataxia telangiectasia (AT), enfermedad de las denominadas raras que en el País Vasco afecta a dos jóvenes.

Como siempre, existe una Fila 0 a través de la cual se pueden hacer los donativos que se quieran y puedan, más allá de que lo obtenido en los recitales se usará para reforzar el gran objetivo solidario existente desde la puesta en marcha del certamen, una meta que en los últimos tiempos ha visto cómo se abren nuevas y esperanzadoras vías. De hecho, el apoyo que se está prestando a la Clínica Universidad de Navarra (Felipe Prósper y Borja Sáez) se ha complementado con la unión a la labor de la Universitat Pompeu Fabra (Marc Güell).

"Siempre hemos tenido el problema de que el gen que está mutado en la AT es muy grande". Sin embargo, "ahora han salido técnicas nuevas y hay un grupo en Barcelona que está trabajando en este campo y además está especializado en genes grandes", explica Patxi Villén, director del festival, músico y padre de Jon, alavés afectado por la enfermedad. La idea del proyecto desarrollado en Pamplona pasa por "hacer un autotrasplante de médula. Es decir, se sacan las células madre que están mutadas con la AT, se corrigen gracias a la labor que se está investigando en Barcelona y luego se vuelven a implantar". Es la teoría explicada en pocas palabras, aunque de por medio hay muchas pruebas, investigaciones y reflexiones que necesitan de tiempo y financiación. "Sabemos que hay que esperar pero estamos esperanzados".

Villén, que también es presidente de la asociación estatal que agrupa a afectados y familiares (Aefat), apunta asimismo que parte del dinero se destina además a un proyecto internacional que se está apoyando con otras agrupaciones de países como Estados Unidos, Australia o Italia, entre otros. "Y hemos puesto en marcha programas de apoyo psicológico para los chavales y sus familias, también en torno al duelo" y, cómo no, cada cosa requiere un sustento para afrontar los gastos.

Por todo ello el Aitzina es fundamental. Igual que para apoyar al folk en sus diferentes expresiones. Eso sí, la situación con el covid está haciendo que tanto 2020 como 2021 sean complicados. "El año pasado arriesgamos y lo hicimos con aforos reducidos, y no nos fue mal. De hecho, salió bastante bien tanto en el plano artístico como en lo que se refiere a recaudar fondos". Esta vez se ha esperado todo lo posible para ver cómo evolucionaba la pandemia.

"Ahora solo nos queda cruzar los dedos", dice Villén, que se muestra muy satisfecho con la composición final del cartel. Una edición en la que vuelve a estar un Carlos Núñez que fue protagonista de la primera entrega, que justo duró un fin de semana. "No sabíamos cómo se iba a desarrollar el festival, si iba a tener aceptación o si iba a ir creciendo". El tiempo ha demostrado que la iniciativa iba por el buen camino más allá de que "para decir que algo de este tipo está asentado hay que esperar; lo que sí están, como siempre, son nuestras ganas y nuestra ilusión".

Programa

Desde esas bases se afronta un noveno festival que, como siempre, tendrá su parte formativa. El 11 de diciembre, Karla Agirre Aranburu y Amaia Marin Zabala abrirán esta sección con un taller de danza y feminismo. Será en la misma jornada en la que Josep Maria Ribelles y Alicia Griffiths den un curso de arpa.

Ya el 18, se sucederán los talleres que ofrecerán Aizkoa Madinabeitia y Azaitz Unanue (danza de palos), Blanca Agudo (bodhran) y el propio Villén (uilleann pipe), a lo que se sumará un curso de txalaparta. El 19 se pondrá el broche a esta parte con una formación sobre violín a cargo de Blanca Altable.

En lo que se refiere a los conciertos, el domingo 5 de diciembre se producirá dos citas. Por un lado, dentro del ciclo Txiki Folk, Neønymus regresará a tierras alavesas, esta vez para ofrecer al mediodía un espectáculo pensando en el público familiar que se llevará a cabo en el Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde). Por otro, a las 19.00 horas las miradas se centrarán en el Iradier Arena de la mano de Alasdair Fraser, considerado como el mejor violinista escocés, junto a la brillante cello californiana Natalie Haas presentando su nuevo trabajo, Syzygy

El viernes 10 de diciembre, el folk catalán aparecerá en escena en el Ibáñez de Matauco (19.00 horas) con Josep Maria Ribelles Band. Justo 24 horas después, Ander García Trio presentará en Oihaneder Euskararen Etxea su cuarto trabajo discográfico, Amahiru, donde los ritmos vascos tradicionales y el jazz se dan la mano.

El domingo 12 de diciembre incluirá tres actividades. Por un lado, se podrá recuperar de manera presencial el Encuentro de Escuelas, que se celebrará en el Conservatorio de Música Jesús Guridi. Dentro de Txiki Folk, y de nuevo en Hegoalde, Iván Allue compartirá Txistuman, rememorando la idea que desarrolló durante el confinamiento con sus conocidas actuaciones desde el balcón. Ambas citas se producirán a partir de las 12.00 horas, mientras que desde las 19.00 horas, sin moverse del Ibáñez de Matauco, se podrá disfrutar de la música de NoReM (Noites de Rock e Meigas), que fusionan la cultura y el folklore gallego con ritmos y estilos contemporáneos como el pop y el rock.

En lo que respecta al 18 de diciembre, el Ibáñez de Matauco recibirá a las 19.00 horas a El Naán, un colectivo de creadores nacido en 2009 con la música y la poesía como principales argumentos creativos. Al día siguiente, Gorka Bravo (Kolme Katu, Sarrabete) presentará su libro Ehun Doinuak en el mismo teatro de Hegoalde, con concierto incluido. Eso será a las 12.00 horas, mientras que a las 19.00 horas y sin moverse del sitio, el relevo lo tomará el trikitilari Julen Alonso y el grupo Oinkari, de la mano de su espectáculo Sutan dantzan.

De ahí se pasará al 27 de diciembre, día en el que Carlos Núñez volverá a encontrarse con el festival. En el Principal, desde las 19.30 horas, celebrará el 25 aniversario de A irmandade das estrelas. Dos días después a las 19.00 horas, Amurrio Antzokia recibirá a Iñaki Palacios & The Gaels y su disco Baltik.

El festival cerrará esta novena edición el 2 de enero de 2022 con un doble concierto en el Iradier Arena. Así, compartirán el protagonismo tanto las componentes del proyecto Amak, como la propuesta de Berriketan, que fusiona la txalaparta y el flamenco. Tanto los abonos como las entradas individuales (con precios que oscilan entre los 5 y los 20 euros) se pueden adquirir a través de la web del festival www.aitzinafolk.org.www.aitzinafolk.org