Desde aquellos años 80 de residencia en su Donostia natal hasta el hoy en esta Álava que desde hace tiempo es su casa, Fernando Sánchez Aranaz ha hecho "unas cuantas mudanzas, aunque nunca he perdido los papeles", sonríe.

Por eso, los relatos que escribió en aquella década y que nunca se publicaron como tal en un libro, le han acompañado a lo largo de los años y de los kilómetros. Son la base de Ensaladas pirenaicas (Editorial Autografía), que el escritor, historiador y periodista dedica de manera especial al fallecido músico y compositor Rafa Berrio.

Las once historias seleccionadas de entre los escritos que todavía guardan solo han sido algo retocadas en las formas pero no en los fondos. "Con los años se aprende. De estilo igual no he cambiado mucho, pero escribo mejor. Ahora pongo las h donde toca. Y las comas". A partir de ahí, el lector se encontrará con diferentes ficciones construidas con ladrillos cogidos en varios casos de la realidad.

"He seleccionado los relatos que me parecían que eran más representativos o que me gustaban más", argumentos a los que ha regresado tras publicar este año País de banderizos junto a Joxemi Latasa Getaria. "Hablando con él un día salió el tema de las circunstancias en las que se vivía en la Donostia de los años 80", así que recordó que tenía ese material guardado y volvió a él para hacer realidad esta publicación.

Cada persona, un relato

De una forma u otra, los once relatos están relacionados con la mencionada década y con temas como la presencia de la heroína, la violencia, la represión y otras cuestiones similares. Eso sí, los argumentos también trascienden a ese límite temporal para mirar a la época de la Transición, a la dictadura franquista o la Guerra Civil.

"También como historiador, el miedo que tengo es que la historia que se escriba sobre lo que ha pasado aquí durante los últimos 50 años termine por no tener mucho que ver con la realidad. Cada persona tiene su relato particular. Aquí, los personajes que me he inventado tienen su relato particular sobre distintos aspectos de la vida de los años 80", apunta el autor.

"Lo que podemos contar de aquellos años es terrible, seguro que nos quedamos cortos. Pero más allá de eso, lo que no se puede hacer es escribir la historia como nos convenga o como nos gustaría que hubiera sido". En este sentido, el libro tiene para el escritor un valor especial pensando en aquellas personas que hoy tienen menos de 40 años.

"No tienen referencias. Y no quiero que haya silencios. Me parece que es conveniente que a la gente joven le creemos preguntas sobre sí mismos y sobre cómo fueron aquellos años". De todas formas, la publicación no sigue un orden cronológico o algo por el estilo. Se puede aterrizar en el relato que sea, más allá de que el primero, el que da título a todo el conjunto, sea "el menos conflictivo de todos", contando la historia de una pareja que da una vuelta por el Pirineo y en cada sitio que para, come ensalada.

"Tengo más relatos, como para otro libro, por lo menos". Ya se verá. De momento es Ensaladas pirenaicas el que pide paso, estando ya disponible por Internet.

En total son once las historias escritas en los años 80 y relacionadas con esta década que se pueden encontrar en la publicación

"Me parece que es conveniente que a los jóvenes les creemos preguntas sobre sí mismos y sobre cómo fueron aquellos años"