En la cada vez más dilatada trayectoria de ARTgia no ha sido frecuente que el protagonismo de las nuevas propuestas que se van sucediendo dentro de su programación se encuentre en el papel del comisariado. No por nada, sino porque el empeño de la sala de la calle José Lejarreta, y sus líneas de ayuda son un claro ejemplo de ello, se ha centrado de manera fundamental en quienes crean.

Pero siempre hay excepciones y Haizea GdeB Pérez marca con paso firme la actual. Lo hace en su doble faz de comisaria y autora para dar forma y fondo, junto a las también artistas Nerea Apodaka y Julia Álvarez, a la exposición Mujeres a las mujeres, que este viernes se inaugura en la galería de Judimendi, donde permanecerá hasta el día 27.

La intención de la muestra no pasa por ser una exposición que ponga de relieve a las mujeres creadoras más allá de cualquier otra consideración o que trate cuestiones referentes a la invisibilización del arte realizado por las artistas presentes o pasadas, sino que pretende que "la mujer pueda hablar de sí misma", con su voz y sobre sí con todo lo que ello puede implicar y para esto cuenta con tres autoras que, más allá de las diferencias que pueda haber en cuanto a técnicas, materiales y demás, comparten también una mirada joven.

Fotografía y escultura sirven para estructurar una propuesta en la que, frente a la idea inicial, se ha optado por mezclar piezas y discursos, en vez de por establecer compartimentos estancos, uno por cada trabajo. Se genera así una especie de instalación única en la que, sin embargo, es evidente que hay aportaciones de diferentes. Similitudes y diferencias, puntos de unión y de divergencia, discursos que coinciden y a la vez se expresan distintos.

Ahí, aparecen como eje vertebrador de todo, como hilo que atraviesa la muestra de principio a fin, las esculturas de Apodaka. La artista de Llodio -que hace poco expuso en su localidad natal dentro del nuevo proyecto Kulturlab- despliega una serie de objetos (desde dagas hasta pequeñas piezas que en algún caso casi se pueden perder en la palma de la mano) para evocar a las mujeres. Todo ello de la mano de obras que forman parte de sus diferentes etapas, de esas "Nereas" que son pasado y presente a la vez.

A un lado fotografía. Al otro, también. En Álvarez y GdeB están los dos márgenes entre los que fluye la obra de Apodaka. En el primer caso, la autora de Gernika despliega una serie de imágenes en las que, también sirviéndose de la palabra escrita, expresa diversas emociones y voces, siempre con la naturaleza como marco elegido con toda la intención. En el segundo, la creadora (y comisaria) gasteiztarra, recurre a la iconología para adentrase en diferentes términos sobre la mujer, al tiempo que hace un especial hincapié en las mujeres que pertenecen a otras etnias.