Dirección: Juanjo Giménez. Guion: Juanjo Giménez y Pere Altimira. Intérpretes: Marta Nieto, Miki Esparbé, Francisco Reyes, Luisa Merelas, Cristina Iglesias y Fran Lareu. País: España. 2021. Duración: 104 minutos.

l concepto, la idea germinal que da vida a Tres, nace del miedo del editor de sonido a la desincronización. Cuando el cine era de celuloide, a 24 fotogramas por segundo, se imponía una férrea tiranía. El sonido estaba anclado a la imagen. Si se le restaban fragmentos, por el envejecimiento o por la censura, el audio, pegado a la película, gemía; avisaba de que había sido mutilado, tenía heridas abiertas.

Tres, filme de Juanjo Giménez, el cineasta que ganó la Palma de Oro de Cannes en 2016 al mejor cortometraje con Timecode, es un encaje de filigranas y ritmo y parte de una idea feliz. Una ocurrencia que podría haber sido un cortometraje pero que su director ha convertido en un largo consistente y con sentido.

En Tres, cuya pertinencia nos es revelada solo en los minutos finales, el personaje de Marta Nieto, una profesional de la edición, sufre un extraño fenómeno. El sonido y la acción de su vida real se desincronizan como si sufrieran un error de montaje. Esa pérdida de adecuación entre el gesto y el audio provocan un progresivo aislamiento, una sensación terrible que asedia al personaje y que da lugar a una perturbadora introspección.

Lo abracadabrante de su argumento le lleva a adentrarse en un laberinto de paradojas y sinsentidos. Y eso es algo que Juanjo Giménez resuelve con habilidad sobrada y con extraordinaria precisión. Pese al excesivo lastre que implica un argumento tan excéntrico, Tres seduce y atrapa gracias a un mecanismo perfectamente ajustado donde el trabajo actoral y los quiebros y requiebros del argumento superan los obstáculos creados por su propia singularidad.

Las atmósferas que Giménez dibuja y el nivel interpretativo de su reparto, hacen de Tres un filme insólito; muy alejado de los estilemas habituales que confieren su entidad a la mayor parte del cine español. Aquí la soledad y el horror, lo inquietante y lo cotidiano provocan una suerte de hipótesis y conjeturas que, una vez finalizado el relato, siguen palpitando en la retina del público. En la mirada y en su oído, porque en Tres se subraya algo que se suele olvidar, el cine, como la vida, es la suma de lo que (no) vemos y de lo que (no) oímos. O la desazón de lo que percibimos de manera extraña.