- Si a la escritora y periodista ayalesa Txani Rodríguez la llegan a decir que el relato al que estaba dando forma en su piso de Llodio allá por 2019 y 2020, iba a terminar traducido a varios idiomas, llevado al cine -nada menos que por el ganador de tres Goya por Ane, David Pérez Sañudo- y, otorgándole el Premio Euskadi de Literatura en castellano 2021, simple y llanamente no se lo hubiera creído. Y menos en un año que, con la pandemia de por medio, retrasó su llegada a las librerías y obstaculizó hasta los cauces de presentación habituales, por librerías, ferias y casas de cultura, en plan gira de conciertos, pueblo a pueblo. Hablamos de Los últimos románticos, publicada por Seix Barral en junio de 2020 y su cuarta novela, tras Lo que será de nosotros (2012), Agosto (2013) y Si quieres, puedes quedarte aquí (2016). Un trabajo que narra la historia de una trabajadora de una fábrica de papel, Irune. Una mujer insegura, algo maniática e hipocondríaca, que es capaz de enfrentarse al mundo cuando cree que debe hacerlo, e intenta vivir de acuerdo con unos valores que la sociedad parece haber olvidado. Las relaciones laborales, la importancia del sentimiento de comunidad, la sensación de aislamiento, e incluso, el medio ambiente, con la creciente preocupación por la extensión del foráneo eucalipto; la violencia machista o el miedo a padecer cáncer de mama, son algunos de los temas de actualidad que se cuelan en una trama que desprende tristeza y altas dosis de autenticidad.

Premio Euskadi de Literatura en castellano. ¿Qué se siente, lo esperaba?

-Felicidad, eso siento. Estoy muy contenta, porque es un reconocimiento a mi trabajo y eso siempre es satisfactorio. Sabía que era candidata, porque te lo comunica con antelación el Gobierno Vasco, pero de ahí a que te digan que el premio es tuyo va un trecho. Bromeaba con ello, de hecho, para ir gestionando la derrota, porque había grandes escritos, ahora me toca gestionar la victoria. Resulta agradable, es muy reconfortante sentirse reconocida, pero también abrumador.

El jurado ha dicho de usted que es incisiva, atenta al detalle, dotada de un ritmo narrativo excelente, y que cuenta con una voz fresca, original y propia. ¿Qué tiene que responder a eso?

-La primera vez que oí esas palabras fue en boca del consejero Bingen Zupiria en la rueda de prensa en la que se dio a conocer el nombre de los ganadores de las cuatro modalidades que quedaban por conocer de los premios y la verdad es que no se cómo valorarlo, me da hasta pudor. Sí es verdad que cuando escribo, cuido mucho el detalle, porque singulariza las historias, y me alegra comprobar que expertos en literatura también se han dado cuenta de ello.

A parte de la repercusión mediática que implica el premio, me da que lo que le ha tocado la patatita es la reacción de alegría que ha provocado en su entorno, que no es pequeño. ¿Se notó el 22 de octubre en la presentación de 'El agente extranjero' de su amigo, el también escritor de Llodio, Amado Gómez Ugarte?

-Desconozco si hubo quien acudió a esta presentación motivado por mi presencia, pero si fue así, no di pie alguno a que el evento se centrara en mi persona. Amado dijo unas palabras al principio que le agradecí, pero no quise restarle protagonismo. Era su presentación y su libro, y muy agradecida de que me llamara hace ya mucho para que yo hiciera de maestra de ceremonias, porque fue una alegría inmensa volver a coincidir con mis viejos amigos del club de La Tetrada Literaria de Llodio, y el resto de literatos y amantes de la literatura del pueblo, todos amigos míos y comunes con Amado. Por supuesto que me felicitaron en el post, pero antes y durante no quise, no me parecía bien. Eso sí, por redes sociales, whatsapp y por la calle, mis vecinos... Está siendo un aluvión de felicitaciones. Me siento muy querida.

El premio no lo recibirá hasta el día 18 en Artium, pero ¿ha pensado ya en qué invertir esos 18.000 euros?

-¡Qué va!, no lo he pensado, pero ya que lo preguntas, me gustaría invertirlos en tiempo, tiempo para escribir. Tengo varios trabajos, todo el día de aquí para allá y eso quisiera, tener más tiempo, que al final es dinero. Una cosa que sí quiero señalar es que me hace especial ilusión, como alavesa que soy, que la entrega de premios de esta edición vaya a ser en Gasteiz. Voy poco por la capital, mucho menos de lo que me gustaría, y ni he presentado allí la novela. Aunque también es verdad que ha sido un año muy malo para estas cosas.

Además, se va a llevar los otros 4.000 euros por traducción a otro idioma que no sea el euskera. ¿Cómo va esa versión en italiano que anunció en agosto?

-Sé que la intención de la editorial Arkadia es publicarla el año próximo y que el traductor, Alessandro Gianetti, ya está trabajando en ella. Pero antes va otra y ¡en turco!

Explique eso...

-Sí, yo también me quedé sorprendida cuando me llamaron. Que te traduzcan a otro idioma es ya algo como alucinante, pero bueno el italiano como que te cuadra más, pero ¿en turco? ¿En serio?... No lo hubiera pensado jamás. Y encima la interesada es una editorial muy potente, Dergah se llama.

Toca hablar de la otra gran alegría que le ha dado la historia de Irune, la de su adaptación al cine. Cuente cómo ha sido el proceso.

-Creo que fue a finales del año pasado cuando se cerró todo el asunto de la compra de derechos por parte de la productora donostiarra Irusoin, junto a la andaluza La Claqueta, cosa que ya sabe todo el mundo que me encanta porque yo misma soy una fusión eusko-andaluza, y ya este verano se puso la guinda al pastel cuando me comunicaron que la adaptación cinematográfica de Los últimos románticos se ha dejado en manos de David Pérez Sañudo, uno de los talentos españoles más demandados del momento, después de ganar tres Goya con Ane, y que contará además con la magnífica Marina Parés como guionista, con la que ganó el Goya al mejor guión adaptado. Halagada es poco decir.

El rodaje no esta previsto hasta el año próximo, pero ¿sabe algo más del proyecto? ¿Han contactado con usted?

-Sí, suelo hablar mucho con ellos. Sobre todo con Marina que, siempre que le surgen dudas sobre el personaje de Irune o cómo es la fábrica en la que trabaja, me llama y me consulta; pero del desarrollo del proyecto no sé más. Están trabajando en el guión y cada vez que quieren precisar algo, cuentan mucho conmigo y lo valoro, porque yo no participo en el guión, pero sí me consultan dudas y eso es muy de agradecer. Además, son muy simpáticos y tienen mucho talento.

¿A qué tipo de dudas se refiere?

-Intuyo que va a haber cosas que no aparecen en la novela, por pequeñas consultas que me hacen del estilo de qué música le gustaría a Irune y cosas así, que luego no se si se reflejarán en el guión. Repito que yo no participo en su redacción, pero el hecho de que me consulten como creadora de Irune es ya un halago que agradezco.

Puestos a soñar ¿qué actriz le gustaría interpretase a Irune?

-¿Ya me vas a meter en un lío? (risas). Hay tantas actrices que me gustan, que no lo sé. Si me gustaría, que no fuese muy conocida. ¡Ufff... no pongas eso!. No, de verdad, no lo he pensado ni quiero, porque luego me llevaría una decepción y me condicionaría el visionado. Si Irune fuera más joven, quizás Ana Castillo, que me encanta, pero Irune tiene 40 años y no le pega. Ahora que lo pienso, es fundamental elegir bien a la actriz para esta historia y tengo mucha curiosidad, aunque no lo he preguntado tampoco, prefiero que me sorprendan.

El lenguaje literario es muy diferente al cinematográfico, y pocas son las películas que superan al libro en que se basan. ¿Le da vértigo que la versión en celuloide desvirtúe, en alguna medida, su obra o confía en ellos?

-Confío en David y Marina, y en su proyecto, plenamente. Parto ya del hecho asumido de que será diferente y tendrá una vuelta de tuerca, que no será fidedigna al 100% a lo plasmado por mi en la novela. No obstante, entiendo la pregunta. La historia de la literatura está plagada de grandes desencuentros entre autores e industria del cine, pero yo confío en ellos. Por lo que me han ido explicando, tiene buena pinta.

Volvamos al plano literario, se que no es muy amiga de la autoedición. ¿Qué le diría a un escritor novel para abrirse camino en este difícil mundo?

-No es que me parezca mal, hay casos de autoediciones exitosas que luego despiertan el interés de editoriales, pero es raro y no hay que llevarse a engaños; y es una opción muy interesante para círculos más pequeños, pero no si pretendes tener una buena distribución y llegar a las baldas de una librería, sin obviar que tampoco se da ese filtro que creo necesario. En cuanto a mi consejo para escritores noveles, que persistan y perseveren, que lean mucho e intenten escribir todo lo que puedan. Parafraseando a la Nobel de Literatura, Doris Lessing, "el talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia", por eso he dicho lo de perseverar. Otro consejo a quien tenga un manuscrito en mano, es que antes de enviarlo a un largo listado de editoriales haga un estudio previo del mercado y que mire muy bien los catálogos. Generalmente, cada editorial se dedica a un campo y nos podemos ahorrar muchos disgustos si ya vamos directos a aquellas afines a nuestro estilo, no es lo mismo ensayo de historia que novela negra, por poner un ejemplo.

En nuestra última entrevista me comentó que tenía cogido con hilos otra historia de la que siempre ha huido: la de poner de protagonista a una escritora. ¿Cómo va el proyecto o lo ha desechado?

-Ahí sigo con ella, pero lo de una escritora como protagonista creo que no, aunque luego igual vuelvo a cambiar de idea (risas). De momento, ahora con todo lo bueno que me ha traído Los últimos románticos, voy a estar entretenida una buena temporada. Solo espero que, como decía, ese dinero del premio me permita liberarme un poco del trabajo mundano y me otorgue ese ansiado tiempo para escribir. Es lo que necesito, tiempo.