Por desgracia, la fórmula se repite en demasiadas ocasiones. Hay quien se empeña, a veces incluso con el respaldo del mercado, en escribir siempre el mismo libro, más allá de que en teoría presente personajes, épocas o temáticas distintas. Bien por desconocimiento de las herramientas creativas, bien por miedo a hacer algo diferente a lo que se sabe que funciona, hay quien no sabe salir de la repetición. Justo al lado radicalmente contrario de eso se sitúa Kepa Murua. Sus últimas novelas son un claro ejemplo de ello. Su firma está detrás de La carretera de la costa o de Elegancia, por supuesto, pero si esos títulos ya eran diferentes entre sí, Lavas Remi (El Desvelo) viene a romper todavía más los esquemas. "Sorprender al lector siempre es bueno", dice con una sonrisa el autor.

Dos personajes que nada tienen que ver entre sí sirven como eje de esta singular historia. Por un lado, está quien no tiene nombre aunque sirva para titular la obra. Se trata de un asesino, un ejecutor, un hombre que trabaja para un gobierno cualquiera, una de esas herramientas del poder que en teoría no existen pero que sirven, en teoría, para garantizar que la vida discurra como debe. "Es un guerrero que se siente de la luz porque trabaja para su patria. El poder necesita de ejecutores y él es uno de ellos. Un tipo sin escrúpulos, que mete su corazón en un frigorífico", que vive solo, que disfruta con la acción, que cuando termina el trabajo va a casa para tomarse una copa tranquilo y escuchar a Bach.

Por otro, está un ciudadano "común, inofensivo, inocente, temeroso, dubitativo", un padre de familia con problemas normales, al que le preocupa lo que está pasando con su hija adolescente o las molestias que le genera un vecino. El uno y el otro no se conocen. El primero se asoma a los devaneos que el segundo ha plasmado en una serie de escritos para reafirmarse en lo que es y hace. Y así se va construyendo "una novela moderna, de conocimiento", una "alegoría sobre el bien y el mal" ambientada en una gran ciudad actual y en la que el tiempo también juega su papel.

El libro justo acaba de hacerse realidad hace unos días. De hecho, hoy se produce su presentación oficial ante los lectores, un encuentro que se va a llevar a cabo a partir de las 19.30 horas en la librería Mara Mara. Allí estará Murua, que contará con la presencia invitada del también escritor Francisco Taboada. Será la oportunidad para profundizar más en torno a una creación en la que "me gustaría que los lectores tomen partido". Al fin y al cabo, entre sus páginas hay una crítica social y política, una puesta en duda de "los gobiernos en la sombra", de los "poderes paralelos", de quienes toman decisiones sin responder de sus consecuencias.

En realidad, es una ficción que tiene más de verdad de lo que algunos pudieran pensar. No hay que rebuscar mucho para encontrar noticias, reportajes, investigaciones, documentales sobre la desaparición o muerte de jueces, políticos, periodistas y un largo etcétera de personas que, en teoría, deberían poder desarrollar su vida con normalidad. Y de ello va hablando el autor sirviéndose tanto de la prosa como de la poesía y del arte epistolar. "Se lee muy rápido. Es un libro que te engancha, también cuando ves que hay poemas, porque son muy narrativos, no hay nada rebuscado", describe el escritor, consciente por las primeras reacciones recibidas, que su asesino "es un personaje que engancha. Es verdad que me ha costado plasmar todo como quería, pero también que me lo he pasado muy bien escribiendo. Hay quien ya me ha dicho que menuda virguería he hecho".

Ahora, de todas formas, es el momento de que la novela lleve a cabo su propio camino, asentada sobre el personaje de un asesino duro, frío, lógico, preciso, empeñado en preservar su identidad. Un hombre que cree que los problemas de ese ciudadano común que descubre a través de sus escritos son una auténtica tontería en comparación con lo que él sabe que sucede de verdad. Así, de mano de este Lavas Remi, Murua cierra un año en el que ha visto como se publicaban otros dos títulos con su firma: Elegancia y la recopilación poética Trilogía del corazón. La pandemia ha alterado muchos plazos, aunque la coincidencia en el tiempo no molesta. Al contrario. Formas y fondos tan diversos son un nuevo ejemplo de ese amplio abanico del que el autor es capaz. "Me falta publicar algo de teatro y lo cierto es que sé que tengo algo por algún lado". Todo llegará. Seguro.

El autor construye "una alegoría sobre el bien y el mal", sirviéndose para ello tanto de la prosa como de la poesía

"Me gustaría que los lectores tomen partido" al asomarse a una historia también llena de crítica social y política