Tras más de cuatro décadas al frente del grupo Burning, Johnny Cifuentes, también conocido como Johnny Burning (Madrid, 1955), decidió, junto al resto de sus compañeros, hacer un alto en la larga trayectoria de uno de los pioneros del rock español. Hoy en día, con nuevos compañeros con los que adentrarse en melodías aún por explorar, ya ha sacado un disco Hagámoslo (2021), con el que buscará esa tarde apasionar al público del Azkena Rock acompañado de The Soul Jacket con emblemáticos sonidos de los últimas décadas junto a las nuevas maquetas de un renovado Johnny.

No es la primera visita que hace al Azkena Rock Festival, ¿verdad?

-No, estuve ya tocando hace algunos años, y mola mucho. Digamos que para la gente que hace rock&roll como yo es el festival, tiene un aura estupendísima. Sé que este año es una edición muy especial, y lo agradezco mucho a la organización porque podría haber hecho como muchísima gente y anular el evento, esperar a otro año y contratar figuras internacionales, que es a lo que nos tiene acostumbrado. Pero creo que ha sido un grandísimo detalle, y además, tal y como están las cosas, nos da un oxígeno tremendo porque necesitamos muchísimo ver a nuestro público. En estos momentos no hay casi palabras para definir todo el agradecimiento que existe hacia la gente que lo organiza.

Ha actuado en múltiples lugares durante estos años, ¿cómo se siente volver a tocar en Euskadi?

-Es una gozada, tocamos mucho por ahí arriba y es una fiesta y un honor. Salimos a tocar y la gente tiene una predisposición como diciendo: 'Tío, gracias por seguir después de tantos años y aquí estamos para oírte'. Es una calidad de público acojonante, el post-concierto es una bomba. Somos muy asiduos de vuestra tierra y esperemos que por muchos años, es un placer ir ahí arriba. Estáis muy predispuestos a esta onda del rock&roll, y para nosotros es como el paraíso. Estoy muy contento de que la organización se haya tirado al barrio y haya hecho esta edición especial. Me siento muy orgulloso de formar parte de esa propuesta.

Qué mejor manera de volver que con viejos conocidos, como Loquillo o el Drogas, y encima hacerlo en el Azkena.

-Sí, qué maravilla. ¿Tú sabes la de veces que nos hemos visto a lo largo de estas décadas? Antes vernos era algo cotidiano, no le dábamos apenas valor, pero ahora... Lástima que cada grupo estamos en un día, pero dentro tengo la sensación de que estamos todos juntos. Y cuando podamos estar todos juntos pues imagínate, las visitas a los camerinos se convertirán en pequeños o grandes episodios del libro sobre cómo ha vivido cada músico esta mierda.

También participan grupos más jóvenes, como Carolina Durante o Liher.

-Sí, es la nueva generación, hay que estar muy atentos y desearles lo mejor. Desearles también una vida longeva en la música, como ha sido la mía, ya que equivale a que te lo has currado y sigues haciendo canciones, no son grupos de un año o un disco. Está muy bien lo de juntar gente joven con los de más trayectoria, como podemos ser nosotros, en el Azkena. Controlo mucho a los Soul Jacket, que son lo que van a tocar conmigo este día y son unos tíos acojonantes, con un estilazo bárbaro y una calidad excepcional. A los demás, desearles toda la suerte del mundo y decirles que, para mí, han elegido el mejor camino. Jamás me he arrepentido, me ha dado la satisfacción de vivir una realidad mágica y fantástica, exceptuando estos dos últimos años con lo que nos ha ocurrido a todos.

En ese sentido, el rock español se va encaminando poco a poco a un relevo generacional, ¿cómo ve el futuro del género en el país?

-Hablan de que el rock está pasando por momentos un poco difíciles, pero llevo oyendo esa historia desde hace décadas. Entiendo que las grandes multinacionales, las grandes compañías siempre estén dispuestas a sacar nuevos estilos para intentar hipnotizar a la gente joven y que consuman esa música y ganar dinero, lógicamente esto es un negocio. Pero no significa que sea calidad, yo creo que los chavales jóvenes tienen derecho a equivocarse y escuchar lo que te están metiendo no solo por la radio, sino por redes sociales, televisión, etc... A mí concretamente no me llama mucho, el rollo urban o reggaeton.

Aún queda mucho rock junto al resto de los estilos.

-Eso es, siempre ha habido muchas etiquetas, yo al final he seguido siempre con el rock&roll. La gente que sea melómana, al final va a acabar eligiendo algo que tenga peso, melodía y que te llegue al corazón, no una música que sea de usar y tirar. Habrá una criba increíble y el año que viene tal vez estemos hablando de otros estilos, pero el rock&roll siempre estará ahí, siempre hay gente en los locales de ensayo intentando hacer la mejor canción de ese estilo.

¿Cómo valora esta etapa en solitario con nuevos compañeros tras 45 años con Burning?

-Es una cosa que se va fraguando dentro de ti, tú apenas te vas dando cuenta pero es algo que va ocurriendo. Yo creo que lo hicimos muy bien, avisamos con dos años de antelación, tanto a los músicos de la banda como a todos los seguidores que tenía Burning durante 45 años, de que esa carretera llegaba a su fin. Me apetecía explorar. Tampoco nuevos estilos musicales porque, sinceramente, no sé hacer otro que no sea un poquito de rock&roll, pero sí que me apetecía hacerlo con otra gente, otros músicos, otras ideas, otros sentimientos, otro corazón; hay gente más joven también. Sería fácil haber seguido otros 45 años más con Burning, si hubiera vivido, porque siempre hay trabajo para una banda que tiene unos éxitos, pero no me gustaba quedarme ahí anclado y arrastrarme por los escenarios. Entonces, he preferido dar ese volantazo y te juro que es muy emocionante, es como volver a sentir el precipicio de a ver cómo nos va a ir, o si las canciones estarán bien o no. Ha merecido la pena, el álbum yo creo que está muy bien, a los seguidores que aún tenemos y que siguen les ha parecido muy bueno.

¿Le ha dado pie a quitarte alguna espinita clavada de anteriores ideas que no llegó a completar?

-Sin duda, a nivel compositivo eres un poco más libre y no te importa tirarte al charco o coger algún camino de otra rama del rock, que tiene muchísimas, y que no me había atrevido o yo mismo juzgaba, son prejuicios un poco tontos; si son buenas canciones, son buenas canciones para todo. Pero sí que tienes razón, he sido mucho más libre y se ha plasmado en el disco donde hay canciones que siguen sonando a Burning de toda la vida pero también mucho a Johnny Burning del 2021, que es de lo que se trata.

Con la pandemia de por medio, ¿qué es lo que más ha echado de menos estos últimos dos años?

-He vivido en estado de shock. La mente me ha traicionado muchísimo. Mi vida ha sido siempre: 'Hasta luego, nena, me voy, cojo la furgoneta, preparo música para el viaje, llego al destino y toco'. Así ha sido durante los últimos 45 años. He tenido un impás de dejar la banda antigua para hacer esto, pero ha sido un día a día terrorífico. Llegué al acuerdo conmigo mismo de no mirar nada al futuro, e intentar que cada día lo salvara como pudiera. Sigo muy enamorado de la música, me ha salvado mucho de todo esto. Evitar que la mente te la juegue, eso ha sido lo principal. Hasta he dejado de fumar, algo bueno y mis colegas diciéndome que cómo es posible, que todos han fumado más. Además, siempre he vivido en mi mundo paralelo y me han trasladado a esta otra forma de vivir. Ya te digo, la cabeza es muy peligrosa, tienes que intentar atarla bien corta y alimentar mucho el alma de lo que yo necesito, que es música.

Con la música como escapatoria.

-Sí, estuvimos Nico (Álvarez) y yo aprovechando los seis primeros meses de todo esto terminando de arreglar los nuevos temas, y me produjo muy buena sensación. Si estás metido en un estudio, maqueteando o grabando, el tiempo se dispara y no piensas en ello. Yo creo que, como cualquier otro ser humano, ha habido momentos muy desastrosos y otros en los que hemos empezado a ver la luz. Después de tocar en Mallorca, realmente necesitaba mucho ver a la gente, y yo creo que la gente necesitaba vernos a nosotros también para intentar buscar un poquito más la realidad, lo que nos gusta vivir. Es duro ver a la gente sentada, y que incluso haya alguien vigilando para que no se muevan. Hay que cumplirlo, pero es una sensación muy extraña.

Por lo tanto, tras estas casi cinco décadas de música, ¿queda Johnny Burning para rato?

-Desgraciadamente, no se puede tocar mucho aún, pero nos está dando tiempo a componer canciones. A lo largo de este otoño-invierno pensamos otra vez meternos en el estudio y que haya más canciones, que este parón nos sirva para crear nuevas historias. Mientras que el cuerpo aguante, espero que haya Johnny Burning para rato, que eso para mí es delicioso. La carretera, los escenarios, los hoteles, los conciertos y las ciudades que voy conociendo es lo que alimenta mi alma.

"Con la nueva generación hay que estar atentos y desearles lo mejor y también una vida longeva en la música como ha sido la mía"

"Hablan de que el rock está pasando por momentos un poco difíciles, pero llevo oyendo esa historia desde hace décadas"

"La gente que sea melómana, al final va a acabar eligiendo algo que tenga peso, melodía y que te llegue al corazón, no música de usar y tirar"