- Judith Mateo creció entre partituras de música clásica, vivió en Irlanda, donde descubrió el folk celta, y acabó rendida a las guitarras eléctricas del rock duro. Ella, con su inseparable violín, se presenta este jueves en Getxo Folk, con un repertorio inclasificable e híbrido que suma canciones mexicanas a los estilos citados. La instrumentista se centrará en su 7º disco, El alma de un violín, en el que versiona a Vivaldi, AC/DC, Metallica y Iron Maiden. “¿Ara Malikian? Yo reivindico a Celtas Cortos y a Mago de Oz”, explica en esta entrevista.

¿Se siente cómoda en un festival de folk como el de Getxo?

—Es ya la segunda vez que voy, toqué en la calle en su día. Era una mindundi por entonces (risas). Me da igual el epígrafe de folk o no. Eso sí, mis primeros discos tienen raíces y el peso de la música popular, que es algo que nunca me he quitado de encima aunque luego me adentrara más en el rock.

De hecho, su último disco se inicia con varias composiciones folk.

—Sí, es el séptimo, una recopilación de mi carrera. Me sentí vieja y madura para hacerla (risas), pero quise añadir seia inéditos a mis temas antiguos. Así, parte del disco me permite ofrecer cosas nuevas, no anclarme en el pasado y sentirme honesta. Hay que ofrecer cosas nuevas, con pandemia o no, como el Vivaldi que he grabado ahora a ritmo de rock.

¿Ve normal que alguien se descoloque al escuchar su música con piezas folk, rock y música clásica?

—Empecé a tocar el violín en el clásico; de hecho, soy profesora de clásico y volví a las clases on line en la pandemia. La mezcla es la vivencia de lo que me pasa, del momento en el que me encuentro. Al acabar la carrera me fui a Irlanda, donde estudié la música folk celta y al volver, además de sabiendo inglés y con un exmarido irlandés, empecé a grabar discos de folk y a dar conciertos.

Y el resto, ¿fruto del aprendizaje?

—Ha sido un crecimiento, que se amplió al descubrir el mundo del rock y trabajar con Mariskal en la radio, donde entrevisté a artistas del género. De hecho, sigo con otro programa en la autonómica de Castilla-La Mancha. Descubrí otro lenguaje musical alucinante y empecé con las versiones del rock. En apenas dos meses logré más de medio millón de escuchas de mi Highway to hell, de AC/DC. ¡Flipé con la que se lió! Eso sí, sigo estudiando técnicas clásicas todos los días y no olvido el folk porque el violín donde mejor se puede desarrollar es en este género y con los temas instrumentales.

Luego llegó México, como se advierte en sus versiones.

—Sí, esa pasión es reciente. Descubrí Malagueña salerosa en la serie de Luis Miguel, y me enamoré. Hay tanta música, y tanta buena, que necesitaríamos varias vidas para poder aprender sus lenguajes y poder tocarlas. Después grabé Toda una vida, Si nos dejan, La llorona... Apuesto por la música real, no por tocar un botón y que suene sin más. Ese es el fin de los buenos instrumentistas y del amor a la música.

Versiona a Satriani, Led Zeppelin, Metallica, AC/DC, Iron Maiden, Gun N’ Roses... Rock duro y heavy.

—Sí, son los grupos que me molan y que puedo tocar con el violín. No todos se pueden, especialmente si hay voz. El violín es un instrumento melódico y si analizas la melodía de la voz cantante se mueve por varios notas para arriba o abajo, no un centenar, como puede hacer el violín. Hay que ver si puedes enriquecer el original o solo cueces (risas). Fue fácil con Dust in the wind, de Kansas, pioneros en el uso del violín en el rock.

¿Qué veremos en Getxo?

—Una mezcla de todo. Repasaré mi carrera con el apoyo del trikitilari Xabi Arakama (Ze Esatek, Trikizio) y bailarines de la Escuela de Danza Libre de Bilbao. Habrá folk, temas mexicanos y un poco de AC/DC y otros rockeros (risas). Visto desde el plano del violín, el rock no queda tan duro. La gente mayor lo baila sin saber lo que es. Le da una perspectiva menos cañera y bestia.

La organización cree que abrirá el festival a un público más joven.

—Todo lo que sea apertura a nuevas generaciones y personas, me parece genial. Abogo por la fusión, nos hace ampliar nuestra visión y descubrir mundos. Yo, encantada si lo pasan bien y disfrutan de la cultura.

Sigue habiendo pocas mujeres instrumentistas al frente de proyectos, ¿no cree?

—Se está luchando, pero hay poca mujer líder y con discos grabados que sea instrumentista. Cantantes muchas, y muy buenas. Quizás hay más en el folk y la clásica que en el rock. Es una cuestión de pico y pala, y creo que no lo veré. En su día quise montar una banda totalmente femenina y me resultó imposible.

Si le pregunto por Ara Malikian...

—(Carcajada). ¿Quién es? No, en serio, nos conocemos de sobra, pero ¿a él le preguntan por mí? Parece que solo hubiera un violín en España; y eso que Ara es genial, ha abierto un camino, los conciertos y los teatros al violín, incluso a la Maruja que apenas sabe de música. Pero yo reivindico a Celtas Cortos y Mago de Oz, que fueron quienes me impulsaron a mí con el violín eléctrico.

Imagino que sus conciertos cuidarán luces y escenografía también.

—Sí, viene con nosotros una DJ, VJ, que ha creado imágenes muy chulas. Súmale los bailarines... Habrá todo de todo, incluido, eso espero, un sonido espectacular. Es que sufrimos mucho en directo hasta que pasamos el arco del violín y vemos que suena bien.

“Hay tantas músicas buenas que necesitaríamos varias vidas para aprender sus lenguajes y a tocarlas”

“Versioné el ‘Highway to hell’, de AC/DC, y en dos meses tenía más de medio millón de escuchas”