maginar y comprender al ser humano. Estas son las dos razones que empujaron a la parisina Marion Cotillard a convertirse en actriz. Dos razones que nacen fruto de, por una parte, haber “tenido la suerte de contar con unos padres” que le dieron margen para poder soñar y, por otra parte, de haber nacido en un país donde el cine “forma parte del ADN” de sus ciudadanos. Dos razones que la han llevado a contar a sus 45 años con ya una extensa y prolífica carrera que se saldó ayer con un Premio Donostia.

“Me convertí en actriz para comprender al ser humano. Todavía no lo he logrado y por eso continuo actuando”. Durante la rueda de prensa que ofreció ayer en el Zinemaldia, Cotillard echó la mirada al pasado, pero también a un futuro en el que quiere seguir aprendiendo: “Ser una actriz con una carrera detrás que le permita recibir propuestas es un lujo. Poder elegir si trabajo o estar con mi familia es para mí muy importante”.

Con cineastas como Tim Burton, Jean-Pierre Jeunet, los hermanos Dardenne, Leos Carax, Christopher Nolan y Woody Allen a sus espaldas y, sobre todo, un Óscar a la mejor actriz, la gala se ha convertido en una de las más grandes intérpretes de su generación. Algo que si no fuese por unos padres que la dejaron imaginar cuando era pequeña con lo que ella quisiese nunca habría sucedido. “Pero hay mucha más gente que ha sido importante en todos estos años. La carrera de una actriz son sus deseos y los deseos de otras personas”, apuntó, agradeciendo especialmente a los primeros directores que apostaron por ella cuando era una desconocida.

Con el paso de los años, esta parisina también cantante, modelo, compositora y ahora productora -presentó en el festival el documental Bigger than us-, que admiraba siendo una niña a Greta Garbo y Peter Sellers se ha convertido en un estandarte del cine francés por todo el mundo, incluido el Hollywood con el que se crió y al que le abrió las puertas su actuación de Edith Piaf en La vida en rosa: “El Óscar amplificó mis sueños”.

Un talento que, es consciente, se ha podido expandir gracias a haber nacido en un país que, como se demostró hace unos días en el funeral de Jean-Paul Belmondo, despide a sus actores como auténticos héroes. “Francia es un país de cine. El cine nació ahí y forma parte de nuestro ADN. Tenemos la suerte de contar con una riqueza cinematográfica enorme y del apoyo de un Gobierno”, señaló, al tiempo que indicó que “la cultura es necesaria porque es necesario cuestionar el mundo y la vida”. Una reflexión que “gracias al cine se puede amplificar”.

Marion Cotillard no ha perdido ese interés por explorar, por “comprender al ser humano”, y sobre todo se lo agradece a su familia y entorno, al que necesita para poder seguir dando vida a otras personas. “Ya no es como en los años 40 o 50 cuando se fabricaban las estrellas. Ahora, la vida en familia se celebra y puede haber un equilibrio. Sin esta normalidad no encontraría la inspiración”, aseguró.

Esas ganas de seguir explorando y “de aprender” son las que le han llevado a dar el paso a producir la no ficción de corte ecológico Bigger than us. “Luchar contra las desigualdades o un sistema es algo que preferiría no hacer, pero siento la necesidad de usar mi fama para poner luz sobre activistas como se hace en el documental”, explicó la intérprete, para quien esta decisión “no es un deber”. “Siento que tengo que devolver parte de la atención que recibo. No es responsabilidad. La responsabilidad para mí es estar a la altura de un papel o un director”, añadió.

Cotillard ejerce de productora de un documental firmado por Flore Vasseur en el que se pone voz y rostro a jóvenes activistas de todo el mundo. “Conocer a estas personas me ha cambiado, así que siento que lo he hecho de forma egoísta porque me ha hecho mucho bien”, observó sobre unas nuevas generaciones que han permitido “una revolución” sobre el papel de las mujeres.

“Hoy día las mujeres pueden verse apoyadas por una comunidad y el resultado es otro. Hay más papeles para las mujeres y hay más proyectos que hablen de nosotras. Ya no se tolera públicamente lo que antes sí se hacía y ponemos en cuestión el sistema patriarcal. Se ha producido una evolución poderosa”, indicó la francesa en clara referencia al movimiento Me too.

La industria del cine, está claro, ya no es la misma. Los sueños de Marion Cotillard, en cambio, parece que continuarán muchos y muchos años más.

La intérprete parisina cuenta a sus 45 años con una ya extensa y prolífica trayectoria profesional entre su país y Hollywood

“Hay mucha gente que ha sido importante estos años. La carrera de una actriz son sus deseos y los de otros”

“Francia es un país de cine. Forma parte de nuestro ADN. Tenemos la suerte de contar con una riqueza enorme”

“Siento que tengo que devolver parte de la atención que recibo, pero no es responsabilidad”

Premio Donostia 2021