atético ya ex obispo de Solsona: Sigo con morbo indisimulado y goce de talla XXL su conversión en persona más o menos normal. No deja de ser un acto de infinita justicia poética (y descomunal despiporre) que el cuervo fanático que organizaba cursillos para curar la homosexualidad esté empezando a sanar de su chaladura integrista. Ha sido literalmente el cazador cazado. En este caso, según se engolfan en contar los chauchaus, por una psicóloga —¡Pam, en toda la línea de flotación!— que escribe novelas eróticas y, ojo al dato, satánicas. Divorciada, para más señas, con lo que usted ha largado por esa boquita pecadora contra los que han roto el sagrado vínculo. Pero mire, no seré yo quien se lo afee. Disfrute de la carne, que son dos días.