- Episodios de luto, dolor y ausencia se infiltran de manera perturbadora en The Night House, una sofisticada y cautivadora película protagonizada por Rebecca Hall, en la que la actriz británica aborda dilemas existenciales desde los códigos del cine de terror. “A menudo, el terror puede manejar cosas de las que nos cuesta hablar”, aseguró.

Con la asombrosa dirección de David Bruckner, la obra llegaba el pasado viernes a los cines de Estados Unidos tras pasar por el Festival de Sundance. La premisa de esta película es bastante sencilla: Beth (Hall) se encuentra destrozada tras el suicidio de su esposo (Evan Jonigkeit).

A partir de ese momento, comienza un retorcido laberinto y juego de espejos, ya que Beth, quien sigue viviendo en la preciosa casa al borde del lago que ideó su marido, comienza a sentir una presencia fantasmal por las noches que le hace replantearse su vida y dudar de sus convicciones más sagradas.

Además de la soberbia interpretación de Hall, que se echa a la espalda el peso narrativo de la cinta, The Night House destaca por la minuciosa y sugestiva puesta en escena de Bruckner, que saca partido de todos los rincones de la casa para transformar una delicia arquitectónica en un turbio espacio para el terror, la obsesión y la angustia.

Ante la pregunta de qué le pareció atractivo de la visión y el estilo de Bruckner en la película, la británica fue clara: “Me fascinó completamente su determinación para abordar solo películas de terror. Inmediatamente me pareció muy intrigante: un director que está solo interesado en perfeccionar un género”.

Con solo echar un vistazo al comiendo de la obra, Beth está totalmente perdida tras la muerte de su marido. “Creo que la película se concentra en un momento realmente interesante de la historia de Beth. Hay un montón de cintas que lidian con funerales, muertes repentinas y todo eso. Y también hay un montón de películas que lidian con el luto unos meses después de la muerte cuando ya el personaje está intentando reconstruir su vida.”, matizó la protagonista.

Sin duda, el luto se consagra como uno de los grandes temas de esta cinta. “Siempre estamos enfrentándonos con todo eso, pero los grandes temas existenciales como la vida y la muerte, la ausencia, la pérdida o cómo lidiamos cuando de repente no hay nada; todo eso es muy difícil de articular”, puntualizó Hall.

En palabras de la artífice, “creo que tienes una mejor manera de abordarlo si lo haces de modo indirecto con un género que pueda crear una mitología y poner eso en el ámbito de las metáforas”. Por este motivo, la londinense opina “que las películas de terror y de género funcionan y son necesarias” y que “a menudo, pueden manejar cosas de las que nos cuesta hablar o que nos cuesta superar”, recalcó esta.

Al fin y al cabo, no deja de ser “como la poesía: a veces no necesito que me muestren algo, sino que necesito un poema para entenderlo”, adelantó la joven.

Si algo tenía que afrontar Rebecca Hall en la obra era su soledad en escena prácticamente todo el rato. “Literalmente no había nada ante mí a lo que enfrentarme. No sé cómo lo hice”, reía, “no lo sé, pero me alegro de que funcionara”. Un papel que lo describió como difícil: “Simplemente me sumergí en eso, intenté creer tanto como pudiera en que lo que estaba sucediendo estaba realmente sucediendo y dejé el resto al azar”.

“Me pareció muy intrigante: un director solo interesado en perfeccionar un género”

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