- Ambición, sacrificio, pasión y altas dotes para manejar la presión. Cargado de esas armas y un cuchillo de cocina, el actor danés Ni’kolaj Coster-Waldau se ha metido en la piel de un chef de alta cocina como protagonista de Un bocado exquisito, película que se acaba de estrenar en los cines.
Unas cualidades que se asemejan a las que él siente por su profesión de actor y que, en el caso concreto de la presión, Coster-Waldau cree que la edad ayuda a manejar, según dice a Efe en una entrevista a través de internet.
El intérprete, de 51 años y que logró fama internacional con su papel de Jaime Lannister de Juego de tronos, es en esta cinta Carsten, quien unido a su esposa Maggi lucha duramente por conseguir una estrella Michelín.
En el camino su familia sufrirá las consecuencias de la ambición, en una cinta dirigida por el danés Christopher Boe que habla de conciliación familiar y de la presión de destacar en el competitivo mundo de la alta cocina.
Un tema, el de la presión, muy comentado últimamente por artistas, deportistas y otras figuras públicas como su excompañero Kit Harington, John Snow en la serie de HBO.
Dentro de este viaje al competitivo mundo de la alta cocina, ¿de qué temas trata ‘Un bocado exquisito’?
—Una de las cosas de las que habla la película es cómo combinar dos carreras de éxito con la familia. Maggi (Katrine Greis-Rosenthal) en un momento dice “Lo quiero todo, ¿por qué no debería tenerlo todo?”. Y mucha gente lo siente. Para estas dos personas, es una historia agridulce porque viven esta increíble pasión, amor y éxito profesional, pero pagan un precio que no anticiparon.
¿Cómo se acercó al universo de la alta cocina?
—Tuve mucha suerte porque aquí, en Copenhague, tenemos restaurantes excelentes, chefs únicos, y pude conocer a algunos. Pasé un día con Rasmus Kofoed de Geranium (tres estrellas) para entender su forma de pensar y su pasión. Cualquiera que sepa sobre restauración sabe lo increíblemente intenso que es. Estaba fascinado porque todo el mundo parecía estar motivado, cuando trabajas en estos restaurantes todos se mueven por este deseo real que es contagioso.
Estrés, competitividad, conciliación complicada... ¿ve similitudes entre la profesión de actor y la de chef?
—Claro, puedo ver muchas similitudes. Acabo de estar fuera durante dos meses y medio, filmando en México y Estados Unidos. Y justo antes de Navidad estuve fuera durante casi cuatro meses. Mis hijas son mayores ahora, pero en una relación, con mi esposa, una relación en la distancia no es lo ideal. Pero obviamente lo elegí porque tengo esta ambición y este deseo de hacer mi trabajo. Me relaciono totalmente con Carsten y lo que quiere lograr. Pero al final del día la pregunta siempre es si vale la pena y no tengo la respuesta. Desearía tener un “sí, definitivamente vale la pena”. Lo que no esperas es despertarte un día y decir: “Oh, mierda, ¿por qué desperdicié todos estos años en un set de rodaje alrededor del mundo?”. Lo bueno para mí es que amo mi trabajo, así que todavía no he tenido ese sentimiento o, al menos, no es constante.
¿Cómo maneja usted la presión?
—No creo que necesariamente nos volvamos más sabios con la edad, pero a veces la experiencia puede ayudar a notar los signos de cuando te estresas mucho. La edad te ayuda a manejar la presión y hoy controlo mejor el no estresarme o no estar demasiado nervioso porque he hecho este trabajo durante mucho tiempo.
Recientemente, su compañero de ‘Juego de Tronos’ Kit Harington habló de la presión que sintió al rodar la serie y de todos los problemas que le acarreó a nivel mental. ¿Sintió usted en algún momento lo mismo?
—Es maravilloso que Kit se haya abierto y hable de estas cosas, pero entre los dos hay una diferencia. Soy muy afortunado y agradezco no haber estado en Juego de tronos cuando tenía, como él, 23 o 24 años cuando comenzó. En ese momento ni siquiera sabes quién eres tú mismo y de repente interpretas a un héroe de una serie de masas... Es demasiado y entiendo absolutamente por qué sintió que era demasiado. Pero estoy muy orgulloso de él porque recibió ayuda y parece que le está yendo muy bien.
¿Siente usted que ha conseguido ya sus propias estrellas Michelín?
—El tema de las metas es una de las cosas que cambia cuando envejeces, tus objetivos son diferentes. Para una persona joven obtener algún tipo de prueba física, en este caso una estrella Michelín o un premio, es una especie de validación. Yo ahora no pienso tanto en eso como cuando era joven. Ahora se trata más del trabajo real, de la artesanía. Para mí, lo interesante es que a medida que envejezco mis papeles cambian. Y que, como les pasará a otros artistas, cuanto más sabes, más quieres descubrir.