- Un hombre que crea una selva al lado de una autopista. Miquel Barceló. Tres mujeres que buscan a un marinero perdido. Un cineasta que construye una cabaña de madera en una orilla. Pueden parecer historias inconexas, pero tienen más cosas en común de lo que se pudiera pensar en un primer momento. Para empezar, que dan forma a la segunda edición del Ciclo de Cine en el Jardín que va a tener lugar los días 12, 13, 19 y 20 en el patio de la Casa de la Dehesa, en Olarizu. Todas las sesiones se van a iniciar a las 21.00 horas, ofreciendo primero un cortometraje y después un largo documental, estando ya las entradas disponibles por 4 euros cada una.

De la mano del laboratorio para el movimiento visual Haz, la propuesta parte de que "la acción humana altera, erosiona y degrada el entorno natural, pero la humanidad también es capaz de tomar acción y generar un impacto positivo, una intervención más sostenible que mantiene el equilibrio entre el deterioro y la regeneración. El cine, especialmente en el género documental, ha sido testigo de esas intervenciones". Reflejo de ello es este programa audiovisual, que cuenta con la colaboración del Centro de Estudios Ambientales de Vitoria y el apoyo de Bionekazaritza.

En la primera jornada, la que se va a producir este jueves, la sesión arrancará con el corto Forbici, de María Di Razza. Después, será el turno de Sobre la Marxa, El inventor de la selva, de Jordi Mataró. Cerca de Argelaguer, un pequeño municipio de la provincia de Girona, se alza una ciudadela única, construida a base de maderas y troncos, donde los árboles, la naturaleza y el paisaje forman parte de la escena, levantándose estructuras complejas, torres y puentes que conectan unos espacios con otros, surgiendo formas laberínticas que derivan, en su conjunto, en una auténtica obra de ingeniería hecha por un sólo hombre. Él es Josep Pujiula, más conocido como El Garrell, considerado por muchos como un artista, que durante 45 años se ha dedicado a construir esta obra. Durante ese tiempo, ha llegado a destruirla y recomponerla en tres ocasiones.

Ya el viernes 13 de agosto, el ciclo, que cuenta además con el diseño y trabajo de Amaia Zorrilla, abrirá el día con Planet Utero, de Faiyaz Jafri. Tras este cortometraje, se podrá compartir El Cuaderno de Barro, de Isaki Lacuesta. El filme, que estuvo nominado a mejor largometraje documental en los Goya, está concebido en colaboración con el pintor Miquel Barceló. El artista, que reside largas temporadas en África, ha aprendido a pintar entre termitas y escorpiones, adaptándose a las condiciones de un entorno salvaje. Lacuesta se adentra en el taller africano de Barceló y filma la performance Paso doble, representada en el pueblo de Gogolí (Malí) junto al coreógrafo Josef Nadj.

Tras un pequeño paréntesis, la propuesta seguirá el 19. Ese jueves comenzará con Euskal Emakumeak, de Mirentxu Loyarte. Le seguirá el largometraje Lua Vermella, de Lois Patiño, que describe esta cinta como un acercamiento a "la Galicia del mar comprendiéndola en su dimensión física e imaginaria, donde realidad y leyenda se funden, y donde el mar y la muerte se entrecruzan con toda su carga mítica y evocadora". Ello a través de "la historia real de O Rubio de Camelle, un buzo que rescató más de 40 cadáveres de náufragos perdidos en el mar".

El cierre se producirá el 20, un viernes que se pondrá en marcha con Kathputli, de Rajat Agrawal. A partir de ahí, será el momento de Zumiriki, de Oskar Alegría. Estrenada en el Festival de Venecia y nominada en los Feroz al mejor documental, la película cuenta la historia de un náufrago aislado en los bosques del Pirineo navarro, de una persona que tiene como objetivo reconectar con la naturaleza y su infancia, y cuyo eje principal es la espera. "Yo soy el protagonista de este pequeño viaje a la infancia, pero todos tenemos una isla o un verano que no tenía fin" explica el autor a la hora de presentar una creación que cuenta con varios premios internacionales y que desde su presentación ha conseguido grandes críticas.