- La leyenda del caballero invicto, el Cid Campeador, continúa con la segunda temporada de El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, cuya historia cobra vida a través de Jaime Lorente: “Abandona el mundo adolescente que se presentaba en la primera temporada”, para pasar a un Ruy más maduro. La temporada arranca tras la muerte del rey Fernando, después de que sus hijos Sancho, Alfonso y García sean designados como los reyes de Castilla, León y Galicia, y Ruy sea nombrado caballero, paso previo a convertirse en un verdadero héroe aunque para ello se vea abocado a tomar decisiones muy difíciles, ¿Amina o Jimena? ¿Sancho o Alfonso? ¿Lealtad o gloria? ¿Paz o guerra? Batallas, amor, política, intrigas, traición, muerte y luchas de poder componen la segunda entrega de la producción que enseñará la historia de Rodrigo Díaz de Vivar: héroe y leyenda, al que sus enemigos acusaron de traidor.

“Ha sido un gusto poder trabajar esta faceta más madura del personaje, ese caballero que todos conocemos”, señala Lorente a Efe en una entrevista sobre la serie que llega hoy a Amazon Prime. “Juro que haré lo que mi padre: cumplir con su deber, aunque su rey nunca se lo agradeciese”, decía Ruy al final de la primera temporada ante un moribundo Fernando I El Grande. Y en esta segunda lo ha cumplido. Ahora es un hombre quemado por el dolor de una realidad que no puede controlar. La oscuridad se apodera de él, y ese carácter queda reflejado en cada mirada llena de ira. “Creo que él descubre un poco la realidad y empieza a darse cuenta de lo que significan la corte, el poder, la traición y el amor en su propia carne. A veces tiene que tomar decisiones con las que o bien no está de acuerdo o lo hace por el bien de su pueblo y de su Rey”, apunta el actor.

Tras la muerte del rey Fernando y el reparto de tierras entre sus hijos -Sancho (Francisco Ortiz), garante de Castilla; Alfonso (Jaime Olías), al frente de la Corona de León; García (Nicolás Illoro) que reina en Galicia, Urraca (Alicia Sanz) señora de Zamora y Elvira (Lucía Díez) de Toro-, las disputas por intentar conseguir el poder absoluto comienzan. Su madre, la reina Sancha la Bella, les advierte: “Vuestro padre os dejó un legado, espero que estéis a la altura”, pero los herederos lo tienen claro. Van a la guerra para derrocar a sus hermanos y convierten la Península Ibérica en un campo de sangrientas batallas.

“Nuestro padre tenía buenas intenciones al hacer el reparto, pero no fue una buena idea -señala entre risas Olías-. Entre los hermanos no nos respetamos, cada uno va a querer lo que es suyo y más, y va a luchar por ello cueste lo que cueste”, apunta Illoro. En estas luchas, al igual que Sancho cuenta con Ruy y Alfonso con Urraca, García tiene el fuerte apoyo de Nuño, cuyo papel interpreta el joven Álvaro Rico. “Decide marcharse con su rey, anteponiendo su amistad. Lo más bonito es el descubrimiento sexual que tienen ambos personajes”, adelanta el actor, quien señala que “se tendrá que enfrentar a sus amigos por la defensa del rey de Galicia”.

Detrás de las conspiraciones se encuentra siempre Urraca, la primogénita del rey, que ve cómo sus hermanos se han llevado la mejor parte por el hecho de ser hombres, aunque todo el mundo sabe que “ella gobernaría mejor”.

“En esta temporada se explica mejor la relación de Urraca con su madre, lo que ha sentido desde pequeña, por qué tiene ese carácter, y vemos su parte más vulnerable, sobre todo tras fallecer un personaje clave”, explica la actriz que la interpreta. A pesar del contexto histórico en el que se desarrolla El Cid, un universo regido por los hombres, la serie da “voz y espacio” a “las mujeres que han hecho historia. Tenemos esta lucha en común, para existir, que nos oigan, poder ser nosotras, tener un papel importante, aunque sea un mundo masculino y esté regido por hombres. Nos vamos a aliar y ayudar entre nosotras para conseguir lo que merecemos”, apunta Sarah Perles, que da vida a Amina, princesa árabe que aspira a conquistar a Ruy y que está inspirada tanto en una poeta de la época medieval como en la futura esposa de Alfonso VI.

Más de tres meses de rodaje, 5.000 figurantes y 700 caballos son algunas cifras de esta superproducción cuyo rodaje ha transcurrido mayoritariamente en exteriores y localizaciones naturales de Ávila, Toledo, Soria, Burgos y Madrid.