- ARCO levantó ayer el telón de su edición más atípica. La pandemia ha trastocado el mercado del arte y la feria abre a medio gas, con solo 130 galerías. Muchas acusan la incertidumbre de las nuevas fechas, aunque otras se muestran optimistas y apuestan por precios para todos los bolsillos.

ARCOmadrid abrió ayer al público para el público profesional. Serán tres jornadas dedicadas al negocio, una más que la pasada edición, en un año difícil para el sector. La feria, la segunda que se celebra en Europa desde el confinamiento, se prolongará hasta el domingo y el fin de semana estará dedicado al público general. “Es un momento particular y somos conscientes. No entiendo éste como un año de transición, como se puede ver no es una feria hecha a medias, 130 galerías es un gran proyecto de feria”, dijo Maribel López, directora de ARCO.

Algunas galerías, aún presentes, se quejaron de las malas fechas, pero otras se mostraron entusiasmadas. Helga de Alvear, una de las más veteranas, que abrió su museo en febrero en Extremadura, estaba encantada con el nivel de la feria. “Pongo un diez a la directora, hacer una feria ahora mismo con las mejores galerías es increíble, espero que los españoles se den cuenta”. La galerista ya había comprado a primera hora de la mañana cinco piezas para su recién inaugurado museo, dos de ellas de Bruno Munari.

Guillermo de Osma, otro veterano, llegó también “con mucha ilusión”, apuntándose ventas a primeras horas, dos cuadros de Oscar Domínguez. “Hay ganas de comprar, no te digo ganas locas, pero sí ganas razonables”. “El mundo del arte le debe mucho a ARCO -explicó-, para nosotros era importante estar, hay que mostrar solidaridad con la feria este año”.

Este sentimiento, el de la solidaridad con la feria, es la sensación que prima entre muchos de los galeristas. A muchos no les convence el cambio de fechas (de febrero a julio), pero todos son conscientes de la necesidad de apoyar la cita. Entre la representación internacional -más de la mitad de la nómina-, se encuentra la galería austriaca Krinzinger, que no se ha perdido ni una edición de las 40 que ha celebrado ARCO y no dudó en confirmar su presencia. “Es un tiempo extraño sí, pero creemos que es necesario; la relación con ARCO ha sido siempre muy buena”, explicó Thomas Krinzinger. Clemente Cayón, de la galería Cayón, no se mostró muy convencido por las fechas, porque muchos compradores no están en Madrid, pero también dijo que “hay que apoyar la feria y apostar”. Su galería sin duda lo ha hecho con una gran obra de Jesús R.Soto de 6 metros de largo por 2,5 de alto, y un precio de 1,3 millones de euros.