La ilustradora Arantza Eziolaza presenta hasta el 20 de junio en Ataria su obra Porteadores de historia, una muestra para la que utiliza siluetas de insectos a la hora de relatar costumbres vascas, cultura e incluso desvelar algunos lugares relevantes de Euskal Herria. Además, recurre al dibujo de algunas partes de sus cuerpos para mostrar sus características texturas. Asimismo, la exposición se compone de otra segunda parte denominada Caminantes, en la que a través del recurso de la humanización convierte a “nuestros” insectos en auténticos caminantes de la vida. Su intención en este caso es homenajear uno de los poemas más conocidos de Antonio Machado.

La exposición, según explican desde el Centro de Interpretación de los Humendales de Salburua, es una alegoría continua a la temática vasca ya que “nos muestra desde los deportes vascos como la pelota mano, regata, sokatira, deporte rural… hasta el juego del mus o los instrumentos musicales. Asimismo, un recorrido bien organizado nos lleva al encuentro con la cultura gastronómica, a lo que comemos y bebemos, a lo que producimos de forma específica y diferente o a las delicatessen elaboradas en nuestros pueblos”.

Según recuerdan desde Ataria, estos animales representan en conjunto más del 90% de las formas de vida del planeta (unos 200 millones por persona) y "están aquí desde hace más de 550 millones de años, haciendo posible la vida tal y como la conocemos y, por lo tanto, su conservación merece todo nuestro respeto".

El relato comienza "con una imagen de nuestra historia más antigua y batalladora, y qué mejor que un escarabajo joya como Anthaxia scutellaris, un habitante de las margaritas y otras umbelíferas (perejil, anís, eneldo…) para narrar alguno de los símbolos y leyendas de Euskal Herria". Este porteador "trae imágenes de la casa de Juntas de Gernika, cuyo bombardeo el 26 de abril de 1937 inspiró a Pablo Picasso para crear uno de los cuadros más famosos de la historia".

También, en el interior de este escarabajo aparece el monolito de Amaiur, "donde se alzaba el castillo, uno de los últimos bastiones de la defensa de Nafarroa contra el intento de conquista por la Corona de Castilla". Otros iconos que aparecen "son el Arrano Beltza, símbolo que Sancho VII utilizaba como sello personal, el lauburu, la eguzkilore o la argizaiola".

Tras esta presentación, la obra de Arantza Eziolaza da paso al detalle de las siete capitales vascas a través de Longitarsus melanocephalus, un escarabajo dorado, porteador de Donostia-SanSebastián; de Lucanus cervus, el escarabajo más grande de Europa que portea a Maule-Lextarre, capital de Zuberoa; Pyrrhocoris apterus un chinche que se alimenta de la savia de las malvas y representa a Baiona; Psylliodes napi otro insecto de tonos metálicos, que portea en sus espaldas las fachadas del Museo Guggenheim en Bilbo; Anaglyptus mysticus que se alimenta de las hojas de avellanos, hayas, arces, saucos, etc. y representa a Gasteiz; Albana m-griseum que se alimenta de aulagas e ilustra a Pamplona; y Neocrepidodera ferruginea de brillos dorados que se alimenta de gramíneas y margaritas, como porteador de Donibane Garazi.