Aunque la danza contemporánea tiene un peso específico a lo largo del año en las distintas programaciones de la Red de Teatros, hace cuatro años se decidió, en el marco de la campaña primaveral, poner en marcha el ciclo Dantza sarean, en el que la escena más cercana toma un papel protagonista también gracias a la colaboración con el Circuito Vasco de Danza. Tanto este viernes como el próximo día 22, el Félix Petite recibirá las dos propuestas de este 2021, Serenity suite y Dead, piezas que, más allá de sus particularidades, comparten la necesidad de reivindicar, por un lado, la experiencia, el paso del tiempo y la transmisión entre generaciones, y por otro, el papel de la mujer en la actualidad frente a los clichés y obligaciones que le siguen siendo impuestos.

Las tablas del centro cívico Ibaiondo serán la referencia para el público ambas jornadas, iniciándose las representaciones a las 19.00 horas. De momento, todavía quedan algunas entradas disponibles para los dos días, a 12 euros cada una, aunque sería bueno no esperar demasiado porque la reducción de aforos está llevando a colgar el cartel de completo de manera casi constante. Habrá que ver si en las próximas semanas, con la evolución de la pandemia y las nuevas medidas, se van ampliando horarios y capacidades de asistencia.

Será Matxalen Bilbao quien abra el ciclo este viernes con Serenity suite, obra estrenada en 2018 que “nos ha dado muchas alegrías” a pesar incluso de la aparición de la pandemia hace algo más de un año. Desde su experiencia como creadora y docente, la autora se mira a sí misma para reflexionar sobre “el envejecimiento de las bailarinas”, sobre la edad, el paso del tiempo y ese aprendizaje constante que el cuerpo vive a cada día que pasa.

Ese presente basado en el camino recorrido se confronta sobre el escenario con la juventud de Natalia García, de quien fue una de sus alumnas y hoy es compañera de espectáculo. Son 29 los años que las separan. “Somos generaciones que nos alimentamos”, apunta la joven a la hora de presentar un montaje que también se sirve de las palabras escritas por Adriana Barestein. “Vivimos en una sociedad en la que sigue habiendo muchos prejuicios con la edad”, subraya Bilbao, quien apuesta por la conexión con los jóvenes “aunque a mí me vean como la Abuela Cebolleta”.

Ya el 22, el relevo lo tomará Lasala, que presentará Dead, aunque el título, como explica la creadora Judith Argómaniz no debe llamar a engaño. Aquí se habla de la vida y en concreto de la de cuatro mujeres que, en realidad, son una. Al fin y al cabo, más allá de las diferencias individuales, en este 2021 se le sigue reclamando a la mujer una apariencia, una presencia, una actitud, unas aptitudes, una forma de ser y estar dentro y fuera de su intimidad, una perfección que debe ser permanente 24 horas al día, 365 días al año.

Frente a eso, la imperfección no aparece como un defecto, sino como una necesidad. “Vivir tu vida antes de morir”. En este sentido, “Dead habla de traspasar los límites, de romper con lo establecido, de la libertad de elección de una mujer aun con el peso de lo heredado y lo aprendido. Habla de vivir la vida que cada una elija, la que desee, sea la que sea”.

Sobre esas bases y sirviéndose de la “poética del cuerpo”, se traslada al público a una propuesta en la que sentirse identificado y aludido, en la que, sin necesidad de que exista una narración lineal y exacta, hay una invitación a la reflexión sobre una sociedad actual que habla mucho pero a veces hace demasiado poco. “Al final, hablamos de nuestros intereses, y no dejamos de ser mujeres que podemos compartir de lo que aquí se trata”.