Teenage Fanclub sería la banda sonora ideal para una Arcadia utópica en la que habitarán los amantes de las guitarras, las buenas melodías y las armonías vocales conjuntadas. Quizás por ello titulan Endless arcade (PeMa. Music as Usual) su 10º álbumEndless arcade, en el que el grupo escocés, con formación renovada, consolida el tono plácido y relajante de sus últimos discos con un repertorio estimulante que supura ansias de comunidad, amor y esperanza. “Todo se está desmoronando, relájate, encuentra el amor”, canta el quinteto.

Teenage Fanclub es como esos amigos de la juventud a los que puedes estar sin ver durante varios años pero que en cualquier encuentro fugaz e inesperado te reconfortan, estimulan y acaban alegrándote el día. No en vano, has compartido sueños, amores, amistad y farras musicales y etílicas con ellos. Me refiero a esos ya amigos encanecidos o calvos, pero también al grupo escocés, socios habituales en el Image de Berango, en Benicàssim o más recientemente en el Kafe Antzokia.

Que nunca dieran el salto de popularidad masiva que merecían desde los 90 nos hizo encariñarnos aún más de ellos y que cada nuevo encuentro nos agite mariposas en el estómago. El de este fin de semana lo provoca su décimo álbum, un Endless Arcade que llega tras Here (el de maravillas como Endless Arcade Here I´m in love y con el que lograron su mayor éxito en este milenio, y tras un cambio de formación que ha dejado en el camino al bajista y vocalista Gerard Love, uno de sus tres compositores principales, al parecer harto de las giras.

prueba superada Reactivado con la inclusión del teclista Euro Childs, quien fuera líder de los galeses psicodélicos Gorky´s Zygotic Mynci, el quinteto supera con nota elevada la pérdida, ahora asentado en las canciones emotivas de Norman Blake y las más perspicaces de Raymond McGinley, que se reparten equitativamente los créditos de la docena de temas de un disco cada vez menos teenager y más adulto, acorde con la etapa de vida y el estado mental de la banda -sus miembros viajan hacia los 60 tacos- y de sus oyentes.

El sonido y la filosofía de Endless arcade sigue fiel al ADN de una banda que lo fía todo a las guitarras y las melodías, en la estela de The Byrds, Big Star, Neil Young, Simon & Garfunkel e indies de los 90 como Dinosaur Jr. Es cierto que las guitarras no tienen la corpulencia de Hang on, que presentaba Thirteen, o The concept, la apertura de otro clásico, Bandwagonesque. Pero el enamoramiento se mantiene, ya más relajado, menos excitado, desde la apertura con Home, en la que relata nuestra incertidumbre diaria: “Cada mañana abro los ojos, me despierto a la realidad, me he quedado perplejo”. Y, como remate, un solo plácido de guitarra de casi 5 minutos.

El tema titular confirma el protagonismo creciente de los teclados, al igual que The future, The futureen un repertorio que cobra electricidad en Warm embrace, acaricia en baladas como Come with me y la melancólica In our dreams, ofrece novedades como “el ritmo de vals” de la preciosa The sun won´t shine on me,The sun won´t shine on me y confirma la capacidad del grupo de sacar conejos de la chistera en Everything is falling apart yEverything is falling apart I’m more inclined, clásicos de melodías inabarcables, bellos coros y guitarras exquisitas.

Son canciones, escritas antes de la pandemia, que relatan con nitidez nuestra existencia entre versos sobre soledad, rupturas de pareja y esos días en los que el sol parece brillar para todos menos para uno mismo. “La vida es complicada”, cantan al referirse a un mundo que ellos ven como “una sala de juegos sin fin”. Y para sobrevivir, sin saber “si nos mantendremos en pie o caeremos”, nos proponen poner nuestra fe en la amistad y el amor. Y dedicarnos a divertirnos antes del big bang final.