Javier Pérez Campos, miembro del equipo que cada domingo lleva a los espectadores al mundo del misterio a través de Cuarto milenio, es el anfitrión para que entremos como intrusos invitados en casas que guardan muchas historias, algunas curiosas y otras sumamente macabras. Así que toca hablar con él, al hilo de su nuevo libro, de ese universo misterioso que tanto le gusta.

Sigue con sus fantasmas€

-Dicho así parece otra cosa, tormentos del alma o algo parecido. Son fantasmas de seres del pasado que pueden habitar en lugares por los que circulamos.

¿Se ha basado en la realidad?

-Durante el confinamiento domiciliario me dio por recordar a las familias que había visitado a lo largo de los años y que vivían en lugares que no les gustaban y que se sentían desprotegidas, incluso invadidas por algo que no podían explicar.

¿Podrían ser solo sensaciones?

-Es muy complicado determinar si es realidad o sensación. Pienso que hay un poco de todo. A veces se trata de una visión clara y directa de la que son testigos varios miembros de una familia. Esos testigos han visto algo que tiene que ver con el pasado de su casa o del hotel donde están pernoctando.

¿Y cuál es su función en este tipo de historias?

-Intentar separar lo que puede ser un episodio alucinatorio o provocado por la sugestión, de otros que sí podrían tener un mayor peso de realidad. Por ejemplo, en uno de estos episodios los testigos hablan de la aparición de una monja, y ellos no saben que están en un lugar donde aparecieron esqueletos de monjas, algunas de ellas con rosarios colgando del cuello.

Muy macabra esa imagen.

-Y tanto. Hay testigos que coinciden en la imagen que están diciendo que vieron, pero en algunos casos existe la sugestión y no es más que una sensación.

¿Qué podemos encontrar en estos edificios malditos?

-Hay uno en la calle Antonio Grilo, el número 3, en el barrio de Malasaña, que no es una casa encantada en la cima de una colina, sino un edificio normal y corriente de principios de siglo XX, en el que se han cometido crímenes atroces de todo tipo. Se cuenta que un hombre mató a toda su familia y salió con el cadáver de uno de sus hijos al balcón antes de suicidarse. Y ahí mismo está el relato de una madre que da a luz y esconde el cadáver del bebé en el armario del dormitorio€

¿Y todo en el mismo edificio?

-Sí, y hay más. Hay un sastre camisero que fue asesinado y nadie descubrió al culpable, pero sí vieron en la mano de la víctima un mechón de pelo del asesino.

Supongo que nadie comprará un piso en esa casa de asesinos y psicópatas.

-Sí que vive gente en el edificio, pero no quieren hablar de estas cosas. En España se protege mucho a los vendedores y compradores, hay mucho silencio. En Estados Unidos los vendedores están obligados a contar los sucesos que han ocurrido en una casa en los últimos treinta años antes de su venta.

No creo que todo el mundo quiera saber que en su casa ha habido crímenes.

-Es que no hablando se quiere evitar el miedo, que se devalúen los pisos y evitar el malestar de los vecinos.

¿Usted se cree todas estas historias?

-Después de haber visitado lugares y entrevistado a testigos, he hecho comparativas con lo que se ha contado de la antigua Roma y la antigua Grecia, y pienso que algunos lugares nos influyen. Creo que las viviendas que habitamos nos afectan y que los muros nos hablan.

¿Qué nos dicen esos muros?

-Muchas cosas. Hay casas en las que uno se siente bien y en otras nota cómo hay mucha negatividad. Esta es la idea de Los intrusos. Los lugares en los que vivimos, pernoctamos de manera puntual o visitamos, pueden influir negativamente en nosotros, pero también positivamente.

Seguro que muchos lectores han ido al balneario de La Hermida (Cantabria). ¿Qué nos podemos encontrar en él?

-Es un lugar maravilloso y nos está diciendo cosas según nos acercamos a él por el desfiladero. Es un edificio vetusto, enorme y majestuoso enclavado en una grieta. Es un paraje que no es cotidiano y donde la gente no va habitualmente a pernoctar. Uno de los propietarios de este balneario nos dijo que sucedían cosas extrañas en él.

¿Qué tipo de cosas?

-Habían visto a un hombre muy alto que caminaba por los pasillos donde estaban las habitaciones. Cada vez que se acercaban, él se alejaba más y no lograban alcanzarlo. La mayor cantidad de fenómenos sucedían en la zona de balnearios. Los trabajadores nos contaron que en los subterráneos habían visto luces que se desplazaban, que tenían la sensación de que alguien estaba allí, de que las duchas se prendían solas.

¿Usted notó algo?

-Este es uno de los lugares en los que tuvimos la sensación de que sucedía algo que no podíamos explicar. Delante de nosotros, del equipo de Cuarto milenio, en algunas mamparas comenzaron a formarse unas huellas clarísimas, y aunque las íbamos borrando, pudimos grabar cómo iban formándose de nuevo. Se oía música y todo estaba apagado. Fue una noche de investigación muy intensa. Una noche que no olvidaremos.

Otro lugar con misterio es el parador de Mérida (Badajoz).

-Está ubicado en un edificio con mucha historia y en él hubo un hospital militar. En ese lugar muchos han visto a un niño que corretea por la primera planta, a una mujer que saluda desde una de las ventanas€ Los testigos han sido la familia que regenta este establecimiento, las empleadas de la limpieza y huéspedes que se han alojado en él. Puedo decir que pasé una noche muy tranquila y que no vi a nadie. He seguido manteniendo el contacto con la familia, estuvieron confinados en el parador y me comentaron que sucedieron algunas cosas durante ese tiempo. La hija pequeña saludaba a un nene que estaba al fondo del pasillo.

Casas con habitaciones secretas. ¿Para esconder personas o para aislar a los fantasmas?

-Parece de novela gótica, ¿verdad? Hay una casa, el cortijo de Coín (Málaga) que tiene que ver con una habitación secreta. El testigo hablaba de unas apariciones que surgían de un armario. Él no lo sabía, pero en ese armario había una trampilla secreta que conectaba con un falso techo donde había una especie zulo. Buscando información descubrimos que debía tratarse de una topera y que hablaba de alguien que vivió durante años aprisionado entre cuatro paredes y con muy poco espacio para moverse, pero que vivía protegido para que no le mataran por su ideología. En este caso estamos mirando a nuestro pasado reciente y a veces también olvidado. Pienso que las casas guardan secretos y quieren contarnos sus historias.

Mucho tiempo ya en La nave del misterio de Cuarto milenio, ¿no?

-Bastante. Diez años, pero el programa lleva quince años en emisión. Es una burrada tal y como es la televisión actual, pero ahí seguimos todos, estamos encantados y a la gente le gusta mucho.

¿Hay tantos misterios en el mundo? ¿Da para tanto un programa?

-El misterio depende de la perspectiva del que mira. Estoy en mi despacho rodeado de libros sobre misterios y los hay desde los más clásicos, la parapsicología o la ufología, a muchas cosas de antropología, de historia, de arqueología, de ciencia, de astronomía€ Cualquier materia, vista con los ojos de la curiosidad, tiene cosas que aportarnos. El éxito de Cuarto milenio es que ha sabido mirar cualquier ámbito de la vida con mucho interés y de contar las cosas de una forma diferente.