- Hace cinco años, la repentina muerte de una de las estrellas musicales más aplaudidas conmocionó al mundo de la música porque nada hacía presagiar que Prince, de 57 años y que siempre protegió ferozmente su vida privada, iba a ser una víctima más del potente fentanilo, una droga entonces poco conocida.

El 21 de abril de 2016, las redes estaban inundadas de mensajes de incredulidad y los medios de comunicación se dedicaban a analizar los pormenores de su misteriosa muerte y a repasar sus mejores momentos una y otra vez. Internet se tiñó del color de Prince, cuando Google decidió cambiar su logo multicolor al morado, el tono que definió a esta estrella, y lo rodeó de gotas de lluvia para rendir homenaje a uno de sus mayores éxitos, Purple Rain. Y es que el de Mineápolis era el autor de una larga lista de los himnos de la generación del baby boom, como Little Red Corvette, Delirious, When Doves Cry o Let’s Go Crazy, y estaba considerado como uno de los mejores músicos de su generación, mientras que su Purple Rain, Kiss o 1999 calaron en el público de todas las edades.

Prince había sabido dar una imagen de normalidad en los meses anteriores a su muerte. Cuatro meses antes había publicado un álbum, Hit n Run Phase Two, y en febrero de 2016 comenzó su tour Piano & A Microphone, en el que se “desnudaba” ante el público, subiéndose al escenario con sólo un piano. Sin embargo, sí tuvo que cancelar algunos conciertos de su gira y una semana antes de su fallecimiento acaparó los titulares cuando su avión privado tuvo que aterrizar de emergencia, algo que en entonces se achacó a una simple deshidratación y a que se estaba recuperando de una gripe.

Después se supo que sus amigos más cercanos y su familia llevaban tiempo preocupados por la salud del icono, y que el aterrizaje de emergencia no fue por una gripe sino por una sobredosis de potentes analgésicos opiáceos de la que tuvo que ser reanimado. Sus seres queridos le pedían que dejara de tomar todos esos medicamentos, pero Prince alegaba que el dolor que sufría en sus manos era tal que si lo hacía, tendría que dejar de actuar. “El tour con el piano le estaba afectando las manos”, explicó a los investigadores la cantante Judith Hill, que tenía una estrecha relación con el cantautor, muy celoso de su vida privada. “¿Cómo lo ocultó tan bien?”, se preguntó el guardaespaldas y mejor amigo de Prince, Kirk Johnson, que no supo del problema con los opiáceos hasta esa primera sobredosis.

La vida de Prince acabó un 21 de abril en un ascensor de su estudio de Paisley Park. Según la autopsia, fue víctima de una sobredosis de fentanilo, una droga sintética 50 veces más potente que la heroína. Cinco años después, sus seguidores siguen llorando su ausencia, pese a que la entidad que gestiona su patrimonio ha seguido publicando música que Prince tenía guardada, como el álbum Originals, que salió a la venta en junio de 2019, o Welcome 2 America, grabado en 2010 y que se lanzará el 30 de julio.

“En el quinto aniversario de su muerte, Paisley Park, su hogar y santuario creativo, abre las puertas para rendirle homenaje y celebrar su vida”, afirma la web del complejo a las afueras de Mineápolis. Se ofrecieron plazas gratuitas para 1.400 personas, que tardaron poco en agotarse, para ver en primera persona una urna diseñada por la hermana del cantante, que estuvo en Paisley Park desde octubre de 2016, cuando abrió en forma de museo, y que se retiró a petición de la familia.