- El frío reencuentro entre los príncipes Guillermo y Enrique fue ayer uno de los grandes focos de atención para millones de espectadores que siguieron por televisión la celebración del funeral del abuelo de los dos hermanos, el duque de Edimburgo. La muerte el pasado día 9 a los 99 años del consorte de la reina Isabel II provocó el regreso al país del hijo menor de Carlos de Inglaterra y la malograda lady Di, por primera vez tras la emisión de la explosiva entrevista que concedió en EEUU junto a su esposa, Meghan. En ese espacio de máxima audiencia, la pareja dejó sorprendentes y controvertidos comentarios en los que la Casa Real británica no quedaba en buen lugar.

El funeral por el duque de Edimburgo se celebró ayer con una solemne ceremonia en la capilla de San Jorge, en Windsor, para conmemorar la vida y el legado del consorte de Isabel II, con apenas 30 invitados y un pequeño coro que interpretó temas seleccionados por él mismo. Fue un acto sobrio, de escala reducida a causa de la pandemia, sin sermón ni discursos de familiares o allegados y con curiosos detalles. Entre algunos toques personalizados de este evento histórico, precedido por un cortejo fúnebre con fuerte presencia de las Fuerzas Armadas británicas, figuró un altar de nueve cojines decorado con insignias muy significativas para el difunto.

La simplicidad marcó una ceremonia en el la reina se sentó apartada, sola, de negro riguroso, con sombrero a juego y la consabida mascarilla por la pandemia. El resto de invitados vistieron de civil, rompiendo con la tradición que normalmente obliga a llevar uniforme militar en funerales reales. Un medida adoptada por la monarca para evitar, al parecer, que su nieto Enrique quedara excluido de esa etiqueta protocolaria.

'Todos los focos se centraron, sin embargo, en analizar los movimientos de Guillermo y Enrique ya que la última vez que se vio juntos en público a los dos hijos del heredero al trono británico fue hace un año, justo antes de la marcha definitiva al otro lado del Atlántico de los duques de Sussex. Entonces, ambos acudieron con semblante sombrío a un acto de la Commonwealth en la Abadía de Westminster. Al final del sepelio de ayer, las cámaras captaron a los hermanos conversando en el camino de vuelta al castillo de Windsor. El mayor, Guillermo, parecía llevar la voz cantante, mientras Enrique escuchaba cabizbajo, cubierto todavía por una mascarilla.

Al lado de los dos caminaba la duquesa de Cambridge, Catalina. Su cuñada Meghan, de cuyas desavenencias se han escrito litros y litros de tinta, se quedó en Estados Unidos por consejo médico debido a su avanzado estado de gestación. Según el diario Daily Telegraph, Guillermo, de 38 años, ya habló por teléfono con Enrique, de 36, a su llegada al Reino Unido el pasado domingo, si bien hasta ayer no habrían podido encontrarse en persona, pues Enrique tuvo que hacer cuarentena en Frogmore Cottage, su antiguo hogar en Windsor.

Fuentes citadas por ese diario insistían en que ambos dejaron ayer al margen sus diferencias: "Todo el foco está centrado en la reina. No hay excepciones. Una familia unida". Pero resulta difícil obviar las revelaciones desprendidas de esa entrevista. Muchos volvieron a ver ayer esa supuesta tensión al observar a los dos príncipes caminar separados durante el cortejo fúnebre tras el Land Rover que transportaba el féretro de su abuelo, el duque de Edimburgo. Entre ambos se colocó, como dice el protocolo, su primo Peter Philips, hijo de la princesa Ana y de Mike Philips.

Tampoco se sentaron juntos durante el servicio oficiado en la capilla gótica de San Jorge, adyacente al castillo de Windsor los familiares más cercanos y algún allegado. El palacio de Buckingham rehusó ofrecer una explicación para justificar el orden del cortejo y un portavoz indicó que simplemente no hacen comentarios "sobre percepciones de dramas". Los influyentes medios británicos se preguntaban ayer si el reencuentro entre ambos hermanos, generado por un hecho luctuoso como la muerte de su abuelo, podrá derivar finalmente en una reconociliación.

Según el diario 'Daily Telegraph', Guillermo ya habló por teléfono con Enrique a su llegada al Reino Unido el pasado domingo