Con muy pocas horas de sueño tras las emociones vividas el sábado por la noche, David Pérez Sañudo celebra los tres Goya de su primera película, Ane. Junto a Marina Parés comparte el Goya al mejor guión adaptado. Y, en parte, también de los dos, de la historia a la que dieron forma, son los premios a Patricia López Arnaiz como mejor actriz protagonista y a Jone Laspiur como mejor intérprete revelación. Es un creador feliz, satisfecho, pero sabedor también de que esto es solo el comienzo de lo que a buen seguro será una larga y muy interesante carrera. Ane no hace más que darle magníficas noticias.

¿Qué sensaciones tiene después de haber podido reposar un poco lo vivido el sábado por la noche?

-No sé si lo he digerido (risas). Estoy muy feliz. No sé cómo interpretarlo todavía. No deja de ser algo por y para el ego, pero es un reconocimiento muy bonito. ¡Se ha alegrado tanta gente! Ya solo eso, te hace todavía más feliz a ti. Y estamos muy contentos por el cariño que nos llega desde el territorio. Eso está siendo brutal. Tenemos la sensación de que, de alguna manera, estamos representando a Álava en los Goya. El cariño que nos habéis dado desde Vitoria a lo largo de todo el proceso ha sido espectacular y ahora piensas: ¡qué bien, qué manera de culminarlo!

¿Han dormido algo 0 ha sido complicado?

-Hemos sido muy cautelosos con todo el tema del covid. Los pocos que nos pudimos juntar en la casa rural sí que estuvimos hablando y brindando hasta las tres o las cuatro de la madrugada, pero es que para las ocho de la mañana ya había que hacer entrevistas (risas), así que dormir, dormir, poco.

La película va a seguir su camino en plataformas, pero ¿no tiene la sensación de que esto es como el final del camino, de broche?

-Sí que emocionalmente los Goya suponen un broche. Por ejemplo, para estos premios hay que hacer campaña, entrevistas, promoción... hay toda una estrategia que para nosotros ha sido muy agresiva y dura porque éramos los que menos dinero y capacidades teníamos, y eso ha habido que suplirlo con mucha implicación personal. Así que sí tiene ese punto la gala de decir: hasta aquí hemos llegado y qué maravilla. Pero al mismo tiempo, todo esto potencia mucho la película, también en su andadura internacional. Estamos ahora en el festival de Nantes para arrancar en Francia. Para nosotros, Iparralde, todo lo que es Aquitania e incluso poder llegar a París es muy interesante. Es un objetivo que tenemos y vamos a ver si lo conseguimos. Vamos a ver si la acumulación de películas ahora no nos perjudica mucho. La película, por suerte, puede tener un recorrido bastante internacional porque juega esta línea de cine más festivalero, de autor. Lo bueno que tiene es que está siendo seleccionada en diferentes sitios y hay un público cinéfilo que la va a poder ver en otros países. Las plataformas digitales nos dan mucha visibilidad, pero ahí estás en un campo en el que el recorrido ya no depende tanto de ti, de tu implicación, sino que está en manos del público. Pero me quedo con la sensación de que ha sido y es una película evento en Álava y esto muy contento de eso. Es una película que ha llegado a muchísima gente en Vitoria para ser un filme tan pequeño y estar las cosas como están por el covid. Eso nos hace muy felices a todos los del equipo.

¿Se le ha quedado la espinita por no conseguir los otros dos Goya, el de mejor película y el de dirección novel? ¿Cómo vivió la gala, teniendo en cuenta el contexto?

-En lo que es la gala lo pasas muy mal. Yo no había vivido algo así nunca. Estaba muy nervioso. Los del equipo estábamos en diferentes salas repartidos pero yo estaba con bastante tensión. Y esos segundos antes de que anuncien el ganador, son tremendos. El cuerpo se te pone en pura tensión. El premio a la mejor película... te reconozco que en el equipo hubo un momento después de ganar Patricia en el que se pensó que igual podía pasar. No se veía imposible, aunque sí muy difícil. Y lo de dirección novel, hombre, te da pena pero todo anunciaba que Pilar Palomero por Las niñas iba a ganar. La suya es una película fabulosa. Da pena en cuanto a que es un premio que solo puedes ganar una vez en tu vida (risas). Pero si hace una semana me hubiesen preguntado qué prefería ganar, si guión adaptado o dirección novel, hubiese dicho lo primero porque es un premio a dos personas y es una categoría absoluta, en la que te mides toda la industria, no solo con debutantes. Los tres premios que hemos conseguido los considero muy valiosos. No quiero decir que los reconocimientos técnicos no tengan valor, para nada. Pero siendo director y guionista, que premien el guión y dos interpretaciones me parece tremendo. La pena es que con Mikel Losada no se consiguiera la nominación de actos secundario. Pero que las dos actrices estén reconocidas me llena.

Ahora que lo menciona, ¡ha visto el vídeo que colgó Mikel Losada tras el premio a López Arnaiz?

-(Risas) Es que Mikel ha sido tan grande e importante para Ane que no sé cómo explicarlo. Él no me conocía tanto en el rodaje y él notaba que a veces estaba fuera de campo, de plano. Y yo tuve una conversación con él y le dije: Mikel, la protagonista es Patricia y la película tiene un planteamiento estético que es estar a lomos de Patricia. Él se integró perfectamente en esa propuesta y tuvo gestos magistrales durante todo el rodaje. Hay una secuencia que para mí es mi preferida, cuando los personajes de Mikel y Patricia están en la cocina de la casa, él se marca de allí pero se para y lanza una mirada atrás que dice: en realidad quiero quedarme. Ese fue un gesto suyo, una aportación suya. Es que Mikel nos ha hecho mejores a todos, a las actrices, al guión. Ese vídeo, esa alegría, esa locura, demuestra mucho a nivel profesional y humano. Por eso él trabaja tanto. Lo pone muy fácil, es muy bueno y tiene mucha experiencia.