a fórmula es cada vez más utilizada. De hecho, espacios culturales como Zas y ¶espazioa tienen agendas específicas para usar sus escaparates como lugar de exposición, una idea iniciada antes de la llegada de la pandemia pero que ha tomado todavía más impulso ahora ante el recelo de no pocas personas de adentrarse en sitios cerrados para dejarse llevar por unas u otras propuestas creativas. Tampoco acudir a establecimientos comerciales no relacionados, en principio, con las artes plásticas es algo extraño. En la capital alavesa hasta ha habido alguna tienda de ropa con un programa de intervenciones relacionadas con el dibujo y la ilustración. Entre ambos márgenes, Zuriñe Amoroso hace ahora su camino, sirviéndose además de las nuevas tecnologías para poder amoldarse a los rigores de la llamada nueva normalidad.

En realidad, la artista vitoriana tenía previsto adueñarse de las instalaciones del estudio de interiores Plahusa 1984, situado en la calle Rafael Alberti, el 26 de marzo del año pasado. Pero, como es evidente, la aparición del covid lo dejó todo en suspenso. Es ahora, casi un año después, cuando creadora y local han podido llevar a cabo sus planes, sirviéndose la primera de los amplios, altos y transparentes cristales del segundo. "La luz es muy directa aquí y eso me ha dado algún que otro quebradero de cabeza, pero el resultado es el idóneo y no puedo estar más que agradecida al espacio por haberme abierto sus puertas".

En total, son ocho las pinturas que aquí se presentan, obras realizadas de manera fundamental entre 2018 y 2019, aunque hay un par de cuadros de menor tamaño llevados a cabo justo antes del confinamiento. Sin necesidad de esfuerzo, las piezas son visibles desde la calle, así como la información sobre la artista y, lo más importante, los códigos QR que remiten, por un lado, a su perfil de Instagram (@zuri.amoroso)@zuri.amoroso y a su porfolio, "que está más actualizado porque también incluye la obra más reciente".

Sea a través de una vía o de otra, el espectador se va a encontrar con piezas en la que el peso de lo estético tiene mayor fuerza mientras la artista sigue cimentando su propia identidad. "En realidad, esto es algo ya pasado para mí", una obra en la que también "hacer un homenaje a la historia del arte y a los artistas que he tenido como referentes a lo largo de estos años. Son composiciones con las que creo un mundo imaginario donde tomo fragmentos de distintas obras que siempre me han fascinado y hago una especie de unión de distintos estilos, artistas y épocas".

Al mismo tiempo que esta muestra en su ciudad natal, la artista cuenta con otra en Leioa, sin perder de vista un proyecto colectivo que está en proceso. "Ahora mismo tengo el taller casi vacío, pero sigo buscando sitios para exponer", sonríe. De todas formas, el camino no para y mientras estos encuentros con el público se suceden, ella sigue dando forma a nuevas ideas. "Ahora mismo tengo la mirada puesta en una obra literaria (Cárcel de amor) de Diego de San Pedro, un escritor de la época medieval. Estoy haciendo una pintura narrativa por así decirlo", avanza Amoroso.