- A falta de Azoka de Durango, a principios del pasado diciembre, Modus Operandi acudió a la sala Jimmy Jazz para poner de largo ante los medios su segundo álbum, Dantza gaitezen hil arte. Este sábado la banda regresa al mismo escenario, pero esta vez para desgranar sus últimos temas ante el público. El espacio de la calle Coronación abrirá sus puertas a las 18.00 horas, comenzando la actuación 30 minutos después. No muchas, pero todavía quedan algunas entradas a la venta.

Parece que no, pero ha pasado ya un tiempo desde su última actuación en Gasteiz.

-Lo que pasa es que con esto de la pandemia parece que todo se nos hace más largo, que el tiempo se ha quedado como parado, congelado, pero tampoco hace tanto (risas). Fue el 6 de agosto de 2019 en el Machete. Fue un concierto un poco fatídico porque empezamos a tocar y a los diez minutos empezó a caer una tromba de agua tremenda. Estuvimos tocando con cuatro personas mientras caída la del pulpo, aunque antes de terminar el bolo paró y la gente volvió a llenar la plaza.

Toca volver, eso sí, en una situación muy condicionada por la pandemia, las mascarillas, las distancias...

-Cuando la gente lo está pasando guay y está metida en el bolo, da igual que esté de pie o sentada. La energía que recibimos del público cuando está disfrutando, también la percibimos ahora. Ya sé que no es lo mismo, pero la gente está al concierto y se nota. De hecho, te diría que muchas veces cuando el público está de pie, en realidad no está al concierto, está a que si viene uno, a que si te habla el otro, a que si hay que ir a la barra... (risas). De alguna manera, al estar sentada, la gente está como más concentrada en la banda y las canciones. En los bolos que hemos podido hacer hasta ahora, es eso lo que nos hemos encontrado, a gente disfrutando y transmitiendo al grupo ese estado.

Tras publicarse 'Dantza gaitezen hil arte', ¿se han encontrado buenas reacciones a pesar de lo complicado del momento?

-Tampoco tengo muchos datos y no sé muy bien cómo valorarlos. Es cierto que las escuchas en Spotify son mucho mayores que las del primero. Sí creo que es un álbum que ha llegado más a la gente, también porque es un disco más plural, que puede ser interesante para un abanico mayor de personas. El primero igual se repetía un poco en rítmica y en patrones de armonía y composición. Éste es mucho más diverso. Pero, por ejemplo, no te puedo hablar de venta física de discos, partiendo de la base de que en este país si no hay Azoka de Durango, no vendes casi discos. El efecto de la Azoka es fundamental y al no producirse, se nota. Pero que el trabajo está teniendo recorrido lo ves tanto en las reproducciones que te decía como en el hecho de que la gente está viniendo a los conciertos y se sabe ya las canciones. Así que contento, pero tengo claro que hubiera preferido que las cosas se hubiesen producido como antes. Encima, que salgan directos para defender el trabajo que has hecho se ha vuelto muy complicado. Nosotros no vemos la luz. En estos momentos para verano no hay nada cuando a estas alturas, otro año, tendrías ya una agenda dibujada de 30 fechas. Antes de la pandemia, íbamos a ir, por ejemplo, a Valencia, Tarragona y a un montón de sitios fuera. Estábamos muy ilusionados. Ahora no tenemos ninguna ilusión. Ninguna. Hemos hecho un segundo vídeo con el nuevo single del disco y vale, pues bien, pero no tienes ese arranque de antes. ¿Por qué? Porque lo que quieres es demostrar que vales y hacerlo en un escenario, delante de la gente.

En los conciertos que han podido hacer hasta ahora, por lo menos han podido ir sintiendo la presencia de los nuevos componentes de la banda.

-El buen rollo que tenemos entre nosotros es infinito. Y eso se nota en los bolos. Si una banda está mal arriba, se nota abajo. Ahora, Modus Operandi funciona guay, estamos muy a gusto entre todos y quien nos ve desde fuera nos está transmitiendo que parecemos más banda que antes, que el grupo se ve consolidado.

¿Más fechas a corto plazo o habrá que esperar?

-De momento nada. Modus Operandi es un proyecto joven que pudo hacer muchas cosas en 2019 pero que cuando iba a seguir creciendo se encontró, como todos, con la pandemia. Cuando la gente nos empezaba a conocer vino todo esto. Pero bueno, de la misma manera que siempre hay alguien que está mejor que tú, también hay quien está peor. Así que vamos hacia delante con lo que sea. Por supuesto me gustaría ver un verano en el que las instituciones organizasen actuaciones al aire libre con la gente de pie, mascarillas, horas prudenciales y con todas las medidas de seguridad. Y si no se puede con el público de pie, pues sentados porque el rock también se puede ver y disfrutar sentado. No solo te lo puedes pasar bien sentado en las actuaciones de folk o de cantautores. Sin pandemia, yo he estado en el Gasteiz Calling disfrutando de Soziedad Alkoholika o de Bad Religion sentado en la grada con mi katxi de cerveza. Sentado se puede disfrutar de rock and roll y animo a los ayuntamientos a que este verano lleven también a los grupos de rock a sus localidades. Pero parece que ahora todo lo que suena a distorsión tiene que quedarse fuera, todo tiene que ser en acústico. ¿Por qué? Es algo que no entiendo.