- La Berlinale arrancó con Memory Box, un gran puzle sobre la guerra del Líbano y la primera revelación entre las 15 aspirantes a los Osos de un festival virtual que desafía los obstáculos impuestos por la covid al sector del cine.

El tándem libanés formado por Joana Hadjithomas y Khalid Joreige sorprendió con un fascinante rompecabezas entre recuerdos ocultos y el presente, alrededor del conflicto al que, en 2008, se habían consagrado ya en Quiero ver, con Catherine Deneuve.

Componen su filme miles de imágenes captadas en los 80 con la polaroid o un último carrete que nunca se llevó a revelar. Ahí están también viejas cintas de casete o cuadernos en papel, que toman nueva vida y se ensamblan con archivos de imagen o audio, captados con el Iphone.

El filme, una coproducción canadiense-libanesa, fue la primera cinta liberada del embargo en este segmento de la Berlinale, en que no hay pases ni encuentros mediáticos, a la espera de que en verano se pueda celebrar el festival presencial abierto al público. Ha habido alguna proyección previa, con aforo de menos de veinte personas, pero la mayoría de las películas se ofrecerá por enlaces u otras plataformas a profesionales del sector registrados en el European Film Market (EFM). “El objetivo es descongestionar el atasco actual de películas ya terminadas. Que se vean, que empiecen a moverse a escala de distribuidores. Y que hablen de ellas quienes las vieron”, comentó Kristian Müller, responsable de comunicación del EFM.