- Kike Maíllo (Barcelona, 1975) estrena mañana en Filmin Cosmética del enemigo, una perturbadora película de suspense con trasfondo de thriller psicológico, feliz de poder hacerlo en un año en el que la pandemia condenaba a las cintas a “no verse en ningún sitio”.

“La crisis de exhibidores va a ser brutal, y si salimos de la pandemia el próximo año, pues a ver, porque le hemos dado la puntilla a un largo proceso que ya viene de lejos. Hemos visto cómo las salas se iban despoblando y aguantando el tipo, pero aún no le habíamos dicho al espectador que llegaría el día en que vería películas de estreno en su casa”, señala el director en una entrevista con Efe.

Y si las majors (las grandes compañías americanas) están de acuerdo, “pues ya está todo hecho”, comenta el director en un descanso del rodaje de la serie Alma que prepara para Netflix.

“Los creadores hacemos las películas para que se vean en las mejores condiciones posibles, no porque seamos pijos, sino por la inmersión: yo disfruto mucho más de una película si mis sentidos están completamente cubiertos por algo más grande que yo y eso es la sala de cine”.

Dicho lo cual, se muestra encantado de poder estar con Filmin “en un año en el que el destino de las películas era no verse en ningún sitio”.

Cosmética del enemigo es su primera producción internacional, rodada en inglés y adaptación del libro homónimo de la polémica escritora belga Amélie Nothomb. Hace seis años, Maíllo y su socio en la productora Sábado Películas, Toni Carrizosa, decidieron hacerse con los derechos del libro, que había sido superventas en Barcelona. “Lo que me llamó la atención de la novela fue esa contraposición de caracteres, esa idea de alguien que llega a tu vida, muy distinto a ti, y que se empecina en darte la brasa con sus historias, pero de alguna manera, esas historias te abren la mente de forma terapéutica y hacen aflorar cosas dentro de ti, tus monstruos”, explica. Pero “es una adaptación profundamente infiel”, confiesa. Cambió los dos hombres protagonistas del libro por un hombre y una mujer muy joven. También les cambió de edad y dinamitó la estructura de la novela, casi una obra de teatro, para dar a los personajes más profundidad y la posibilidad de explicarse. La película sigue a un arquitecto en el cénit de su carrera, un perfeccionista patológico a quien la muerte de su mujer, 20 años atrás, le cambia la vida y decide dedicar su trabajo al bien común; tras dar una charla en París, de camino hacia el aeropuerto, conoce a una chica muy distinta a él.

A partir de la coartada y el juego que plantea el suspense, Cosmética del enemigo reflexiona sobre “los roles que tenemos en esta sociedad y cómo tendemos a meter nuestros monstruos debajo de la alfombra mientras la culpa te persigue y te hace pagar. Nacemos con una idea de lo que es bueno y lo que es malo pero cuando cometes una falta no puedes escapar”, dice su director.